Prólogo

  

No es sencillo hablar de aquello que quieres, y aún resulta mucho más complicado analizar profundamente y de una manera fría y distante los detalles más específicos de su historia.

Los firmantes de este prólogo llevamos acumuladas a nuestras espaldas décadas de militancia en Eusko Abertzale Ekintza, y esto ha marcado nuestras vidas y nuestra forma de entender Euskal Herria. Como tantos otros compatriotas, no podríamos concebir la lucha en favor del socialismo y la independencia de Euskal Herria sin Eusko Abertzale Ekintza.

Para muchos de los ekintzales de hoy, la historia de EAEANV es, al mismo tiempo, la historia del aita, de la amona o del aitona. La nuestra es a menudo una militancia heredada, y se ha convertido asimismo en uno de nuestros rasgos definitorios. Tal vez por esta razón, los ekintzales no hemos padecido lo sucedido en otros sectores de la Izquierda Abertzale, el síndrome de los "descarriados" hijos del PNV. En nuestro caso, hace tiempo que nos encontramos políticamente en frente de los jelkides, a pesar de que en coyunturas históricas concretas (como la guerra civil) hayamos compartido filas, tal y como el lector podrá apreciar a lo largo de las páginas de este libro; a fin de cuentas no podemos olvidar que el actual EAJ y EAEANV casi nacieron a la par en 1930.

El ser una formación política de estas características nos da el privilegio de tener una militancia con más de setenta años de historia en Euskal Herria. ¿Qué puede llevar a una persona a mantener durante todo este tiempo un mismo carné político? Ésta es una pregunta que puede formulársele a cualquiera de los más veteranos de nuestro partido.

En 1930, cuando un grupo de abertzales decidió formar Eusko Abertzale Ekintza Acción Nacionalista Vasca, difícilmente podría pensar que 75 años después otro grupo de hombres y mujeres mantendríamos en pie la bandera entonces alzada, y que los jóvenes que militaron junto a ellos, hoy convertidos en ejemplares y respetables aitonas, llegarían a acercar a la militancia ekintzale a toda una nueva generación tras la muerte de Franco.

A pesar de todo esto, EAE-ANV sigue siendo el gran desconocido dentro de la Izquierda Abertzale. Son varias las razones que explican este fenómeno. Por una parte hay que reconocerle al EAJ-PNV el trabajo maestro realizado a la hora de arrogarse de forma exclusiva la representatividad del "nacionalismo vasco histórico", y por otro, reparar en que en algunos sectores de la Izquierda Abertzale nunca ha existido el interés suficiente en reivindicar para sí esta realidad. Incluso a menudo seguimos escuchando que la Izquierda Abertzale surgió hace cuarenta años con el nacimiento de ETA. Las razones de esta amnesia histórica deberían ser explicadas por estos sectores, ya que la misma organización armada en sus comienzos, durante los oscuros años del franquismo, expresó todo su respeto tanto para con estas "viejas" formaciones políticas como para con sus ideas.

La Izquierda Abertzale ha cumplido 75 años, y nació con EAE-ANV. Esto es así. Los hombres y mujeres de EAE-ANV sentaron los cimientos de la Izquierda Abertzale en la década de los treinta, fueron las guerras y la posterior represión las que poco a poco minaron y debilitaron ese pequeño pero vigoroso partido. EAEANV sumó cerca de 550 muertos como consecuencia de la guerra y de la represión. A estos gudaris hay que añadir, además, a los alcaldes, concejales, cuadros políticos, militantes de base y a los cientos de presos políticos y exiliados a los que ha alcanzado hasta hoy la interminable cadena de la represión.

Esperamos que las páginas de este libro tengan la capacidad de poner las cosas en su sitio, y en este sentido queremos agradecer la labor realizada a Eduardo Renobales, el historiador y autor del mismo, quien asumió el arduo trabajo de investigación que requería el hacer frente al reto de recopilar todos los datos suficientes para componer el recorrido histórico de nuestra formación.

El lector se encontrará con el periodo de la historia de Eusko Abertzale Ekintza Acción Nacionalista Vasca que abarca desde 1930 hasta 1981. Los años que nos separan desde entonces hasta ahora necesitarán de un análisis posterior para poder dotarlo de una mayor perspectiva histórica que vendrá en buena medida dada por la militancia que hace que permanezca viva la historia EAE-ANV.

¿Qué es lo que hace posible que un partido pequeño como EAE-ANV perdure durante tantos años mientras numerosas formaciones y movimientos de la Izquierda Abertzale con mayor número de militantes y más recursos han ido desapareciendo? ¿A qué se debe que 75 años después de la firma del Manifiesto de San Andrés, EAE-ANV sea un agente político activo presente dentro de cuantos foros y debates se organizan dentro tanto de la Izquierda Abertzale como de nuestro pueblo? El lector tendrá la oportunidad de dar respuesta a estas cuestiones en las páginas que siguen.

Para finalizar, queremos reafirmar nuestro compromiso de mantener en alto la bandera alzada en 1930 hasta alcanzar el sueño de nuestros predecesores políticos, Aberri askea herritar askeentzat, anteponiendo siempre, tal y como ellos nos enseñaron, el Pueblo al Partido. Mientras tanto continuaremos trabajando desde la pequeña pero enérgica formación nacida en 1930 que a día de hoy todavía tiene mucho que decir en la Euskal Herria del siglo XXI.

Euskal Herria, agosto de 2005.

 Kepa Bereziartua y Antxon Gómez

 Lehendakari y secretario general de EAE-ANV

 

¿Por qué ANV?

 

Muchas veces me he puesto a pensar en cómo dos hombres que han nacido en el mismo pueblo y en el mismo ambiente, de parecida situación económica y social, que han ido a la misma escuela y luego se ganan la vida trabajando, sean el uno socialista, por ejemplo, y el otro, carlista. Muchas veces he pensado en esto y siempre he llegado a la misma conclusión: la diferencia no está en los dos hombres sino en sus carnés de filiación política.

Las personas no se entienden en política, aunque se den las circunstancias paralelas que he dicho porque sus carnés no pueden entenderse. Las personas no son tan rápidas y frías, pero los carnés sí; y son éstos los que comunican su carácter a quienes los llevan en el bolsillo. Los carnés son capaces hasta de ir a la guerra civil.

Es humano, aunque no es bueno, que un rico sea partidario de un régimen político que le asegure una posición privilegiada, como es humano, y bueno además que un trabajador lo sea de otro sistema que imponga una justicia distributiva. Ambas posiciones son comprensibles, como lo es la diferente mentalidad de un patrono y de un obrero, y aún, por defecto de educación y la fuerza de la costumbre más que por maldad, que un noble con escudo de armas y pergaminos se crea de condición no ya social, sino humana, física también, superior a la del bracero que apenas si tiene otra cosa que sus brazos y unos apellidos vulgares, de ésos que tiene cualquiera. Todo eso se comprende, pero resulta incomprensible que dos hombres iguales en todo lo demás sean tan diferentes políticamente, es decir, resultaría incomprensible si no tuvieran carnés.

¿Y cómo se hace un muchacho con un carné? Porque la cosa suele empezar generalmente en la juventud, a menudo por causas que nada tienen que ver con una conciencia política; porque un amigo tiene ese mismo carné, porque un enemigo personal tiene el contrario, porque ha oído a un orador político que se ha ganado su temperamento impresionable, porque su padre lo tuvo, porque... Por cosas que muchas veces se dan sin que exista una previa formación política; y con esa generosidad tan propia de la juventud sin tener en cuenta su propia situación social y económica.

Una vez que el muchacho tiene carné de afiliación política en el bolsillo, lo más probable es que, haya acertado o no, siga con él toda la vida; y a medida que van pasando los años, ese hombre se identifica más y más con su carné, y entonces, todo intento para convencer a un trabajador de que no debe ser partidario de un sistema capitalista es inútil. Al contrario, lo único que conseguirá usted con sus razonamientos, y más cuando más razonables sean, será hacer que se aferre con más fuerza y terquedad a su carné.

La existencia de los partidos políticos es buena para que las ideas puedan propagarse con alguna eficacia; la agrupación de los que tienen, al menos en lo fundamental, una misma ideología es conveniente; pero son muchos los que por temor al carné, no se afilian a ningún partido, ni siquiera al de sus simpatías. Y en la práctica, suele verse que los triunfos electorales no los dan exclusivamente, ni siquiera principalmente los que posen el mismo carné del candidato, sino ésos que se llaman simpatizantes, es decir, los correligionarios sin carné.

Se me dirá que cualquiera puede romper su carné y hacerse con otro nuevo o quedarse sin ninguno, pero no es tan fácil. Romper un carné es romper con todo un pasado político, reconocer que ha estado uno equivocado durante toda su vida anterior, y eso no tiene nada de fácil. El hombre es demasiado terco para hacer eso. Esa terquedad es buena cuando uno, de primeras, ha tenido la suerte de acertar. ¿Y cómo se acierta?

En el hombre se da siempre una circunstancia que es independiente de su posición económica, del ambiente social en el que vive, de su educación; independiente hasta de su propia voluntad: esa circunstancia es la de su nacimiento, la de su nacionalidad. Se nace vasco, o alemán, o japonés, y eso no tiene rectificación posible; en eso, cada uno es lo que es y tiene que seguir siéndolo: es esa una obligación que le impone su propia naturaleza y, por lo tanto, ineludible a lo largo de toda su vida. Por lo mismo, si el vasco de hoy no es partidario del renacimiento nacional de la patria y, por lo tanto, de sí mismo, es, políticamente, un anormal, un desviado, un equivocado, cuando no es algo mucho peor.

Entonces, lo primero que debemos ser políticamente es lo que somos naturalmente: vascos, no de una naturaleza perezosa, sino constantemente más vascos. Si vamos dejando de ser, si consentimos que nuestro vasquismo original vaya siendo disminuido por influencias extrañas, seremos cada vez menos lo que somos de nacimiento. No es pues, nuestro vasquismo un capricho sino una exigencia de nuestra propia naturaleza. Si no atendemos a esa exigencia, pagaremos muy caro el pecado: será cada vez menor nuestro valor humano. Cuando el hombre va dejando de ser lo que es, va valiendo cada vez menos.

Nuestro carné político ha de tener, pues, una anotación primera y principal: la de vasquismo. Pero enseguida viene una pregunta: políticamente ¿cómo he de ser vasco? Nosotros entendemos que la mejor manera es la de, conservando los valores tradicionales de nuestro pueblo que son muchos y buenos, estar a tono con los tiempos. Es decir, ser vascos que, juntamente con la libertad de la patria, amen también apasionadamente la libertad personal; que respeten la conciencia de los demás como quieren que se respete la propia; que hagan de la solidaridad una idea que comprometa la conducta de cada uno y que no sea una palabra vacía o mentirosa, que no se conformen, ni menos defiendan un estado de cosas según el cual mientras unos, los más, viven en el esfuerzo y en la pena del duro trabajo diario sin poder salir de la miseria, otros están en la abundancia a costa de aquéllos: que tengan una idea clara de la dignidad de la persona, igual en todos, cualquiera que sea su condición; que deseen una organización política en la que los cargos representativos o de autoridad no se confieran para mandar, sino para servir al pueblo; que, con un alma cristiana y humilde no se sienta animadversión ni desprecio por ningún pueblo, sino al contrario... Creemos que nuestro partido, Acción Nacionalista Vasca, es el que mejor se conforma con los valores tradicionales del pueblo vasco y con las exigencias del tiempo presente. Ese es nuestro carné.

José Olivares Larrondo, Tellagorri

Tierra Vasca, 15 de noviembre de 1956, Buenos Aires

 

El ideario de ANV

 

Definir en pocas líneas nuestro ideario político no es tarea fácil. Una gran parte de esa labor ha de corresponder a nuestros afiliados y simpatizantes más jóvenes, y a los no tan jóvenes, en el momento en que podamos recuperar las libertades democráticas. Mientras tanto, iremos exponiendo en ACCIÓN las líneas generales del programa que nuestra organización aprobó hace treinta años, en tiempos de libertad, que nosotros no hemos conocido, en vísperas del comienzo de la guerra desatada por la megalomanía de un general traidor, auxiliado por el apoyo internacional de la Alemania hitleriana y la Italia fascista, en cuyo modelo se inspiró el actual Estado franquista.

Digamos sencillamente que somos alaveses, guipuzcoanos, vizcaínos y navarros, en una palabra, VASCOS, y que queremos que nuestra Patria, EUZKADI, tenga derecho a su autodeterminación a fin de que ella elija libremente su destino; derecho a la autodeterminación contemplado hoy por las resoluciones de la ONU y por la práctica internacional. Así pues, el reconocimiento de esta facultad de nuestro pueblo para su autogobierno –del que naturalmente deben disfrutar el resto de los pueblos del Estado español– es una de nuestras premisas fundamentales.

Otra de ellas está bien expresada por el lema que campea debajo de nuestro título: «Solidaridad nacional y justicia social», entendiendo por tales que aspiramos a formar un ente político-económico en el que desaparezcan las diferencias de clase y la explotación del hombre por el hombre, en una sociedad justa en la que los bienes producidos por la comunidad se repartan de manera equitativa entre todos los seres que la conforman. Todo ello dentro de la libertad, pues no admitimos totalitarismos ni dictaduras, ya sean éstas rojas o de color de fraile. Libertad para nuestra Patria y libertad, garantizada por el orden democrático, para todos sus ciudadanos.

Circulamos clandestinamente en el interior de nuestra Patria porque estamos luchando contra la tiranía franquista. Mientras llega la esperada hora de la liberación, queremos ser portavoces de cuanto renovador y progresista se encuentre entre nuestra ciudadanía. Nuestra militancia política nos encuadra dentro de Acción Nacionalista Vasca, partido vasco perteneciente a la izquierda democrática, bajo cuyas banderas esperamos encontrar tanto a sus adherentes veteranos como a todos aquellos que simpaticen con un pensamiento puesto al día en las modernas corrientes de la Historia.

Acción Nacionalista Vasca, Caracas. n.1, 1965

 

Lema de Acción Nacionalista Vasca:


«No importa de dónde vienes, sino a dónde vamos».....................................

  

 

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