EL LIBRO BLANCO1960  

 

  1. ETA-ren formakuntzarako erabili zen Liburu zuriak kutsu esentzialista du.
  2. Esentzia eta historiarekin lotura egiten du ETA-k, hau baita esentzialismoaren  
  3. nahitaezko ezaugarria.
  4. Esentziala dena atenporala da, denboraz kanpokoa; ondorioz, historian zehar beti eman den, beti horrela izan den bereizgarri bati buruz ariko ginateke.

Emakumearen egoera ere modu esentzialista honetatik azaltzen da.

 

ETA-ren LIBURU TXURIA

Al principio de la década de los sesenta, ETA difundió un manual con la base de recopilación de algunos de sus trabajos difundidos en la época de Ekin. A ese trabajo se le llamo el libro blanco, donde sintetizan las ideas de ETA sobre la organización de las luchas populares triunfantes en estos años (Túnez, Israel).

Los capítulos de los que componía el libro Blanco eran:

1- Normas de seguridad.

2- Nuestra responsabilidad.

3- Métodos de acción.

4- Moral de resistencia nacional.

5- Resurgimientos nacionales.

6- Túnez.

7- Irlanda.

8- Presente y futuro político, económico y social de Euskadi.

9- Posiciones personal respecto al euskera.

10- Personalidad nacional y patriotismo.

11- Programa social y derechos sociales.

 

Solo trataremos un capítulo el que nos parece lo Más interesantes desde la perspectiva ideológica: métodos de acción.

  

METODOS DE ACCION:

  1. El movimiento de mayor personalidad que ha surgido en el mundo, en los últimos cien años, es evidentemente el comunismo.
  2. El peligro del marxismo está en que presenta una visión completa, si bien falsa, de la vida.
  3. Aprovechándose del cúmulo de injusticias sociales que ha provocado y mantiene el capitalismo, presenta un adoctrina que promete un futuro paradisíaco para el proletariado, y en general para toda la humanidad, época en la que no existirán diferencias de clase. El comunismo es una religión atea. El marxismo es una ideología que forma un todo y que ofrece un método de resolución para todos los problemas.
  4. En 1848, hace poco Más de un siglo, aparecía el «Manifiesto comunista”; en nuestros días, todo parece corroído y amenazado por el virus marxista. ¿Cómo se explican tan enormes progresos?
  5. El materialismo dialéctico, base esencial del comunismo, tiene una solidez interna impresionante. O se niegan sus primeros postulados metafísico, o no hay apenas posibilidad de encontrar inconsecuencias en su doctrina. He aquí la fuerza primaria del marxismo.
  6. Naturalmente existen otros factores, exteriores al propio sistema (capitalista, falta de espiritualidad, etc.) que han acelerado la carrera triunfal de su ideología; pero «la clave del comunismo es su filosofía; todo juicio que no toca es incompleto, lleva a conclusiones erróneas». (P. Dufay).
  7. Pero sería absurdo negar que en la total consecuencia de los comunistas con su doctrinar, reside otra importantísima razón del éxito. Los comunistas no se dedican a predicar una cosa y hacer otra, o cruzarse de brazos pasivamente. Los comunistas no separan un ápice la acción de los principios; son consecuentes hasta el fin. «La acción y la doctrina están ligadas indisolublemente”. En este lema se basa la famosa “Auto critica”: continuamente, en todas las actuaciones y proyectos, a todo lo largo de la acción del Partido, «hay que pensar la acción y actuar el pensamiento».
  8. Finalmente, la notable organización dada al Partido por Lenin y Stalin constituye una tercera causa del progreso comunista. Analicemos brevemente este punto.
  9. La fuente principal de adeptos al Partido es el circulo de estudios. Estos circulo organizados y dirigidos por el Partido a través de las células clandestinas, son los encargados de la transformación integral de los asistentes a dichas células. Una vez operado el viraje ideológico, y con el consentimiento de las autoridades del Partido, se procede a la anexión de los nuevos militantes.
  10. Esos círculos de estudios tienen lugar dos o tres veces por semana, e incluso más si los temas a discutir son importantes; y en ellos se plantean los problemas de forma progresiva, siempre impidiendo que los “automatismos de defensa” del individuo, pongan a este en guardia contra la penetración de las ideas marxistas.
  11. Cuando el circulo de estudios ha causado sus efectos de “re-educación marxista” sobre los asistentes, se introduce a estos en el Partido. Este los distribuye en las correspondientes células, de tres a seis individuos, y desde estas se prosigue la labor demoledora. Siempre por dentro; bien a través de nuevos círculos de estudios; o bien, amparados por la fuerza cuando esta existe y el ambiente está preparado, mediante ataques decisivos de aniquilación. Oigamos al P. Dufay hablar de la destrucción de la Iglesia en China: “La Iglesia no desaparece de un solo golpe, en bloque; sino progresivamente. Es una diócesis, en su totalidad o en una parte de su cristiandad, la que ve desmoronarse las estructuras visibles: eliminación de los cristianos influyentes, de los catequistas, desaparición de los sacerdotes, encarcelamiento o expulsión de los Obispos. Piedra por piedra, columna por columna, el edificio cae en ruinas”.
  12. Dicen los comunistas: El Partido es la revolución marxista en marcha, la anexión a él no puede ser caprichosa ni superficial: el Partido exige todo de sus militantes, y dispone de vidas y haciendas. El nuevo militante comunista se entrega totalmente.
  13. Es falso, la mayor parte de las veces, que en esta entrega influya la coacción exterior. Dentro del Partido existe una disciplina férrea, total, pero los militantes comunistas rara vez protestan de su situación. Precisamente ocurre lo contrario: es corriente la impugnación comunista de que los cristianos son unos “egoístas incapaces de elevarse por encima de su interés personal”. Douglas Hyde, el comunista ingles convertido habla con entusiasmo de la mística de los militantes marxistas; y el aludido P. Dufay pone ejemplo de espíritu el dado por cierto comunista: “Hará falta sacrificar varias generaciones antes de la victoria del comunismo. Esas generaciones son las nuestras; ni yo, ni mi hijo, incluso ni mi nieto, veremos esa victoria. Pero eso no importa: nosotros no somos nada; nuestra misión es preparar un porvenir mejor a los que nos sustituirán».
  14. Esta entrega total se fundamenta en el valor casi absoluto del Partido en la ideología marxista. Existe una autentica mística del Partido; para el comunista el Partido es lo mejor que existe, está “a favor de la historia”, no puede fallar en sus pretensiones. El Partido es la única organización perfecta.
  15. Decía Stalin en 1.924: “Nuestro Partido ha llegado a ser el órgano elegido por la clase trabajadora. Mostradnos otro Partido que se le parezca. No podréis hacerlo, pues no existe otro mejor en la naturaleza”.
  16. El pasado del Partido, interpretado a la luz del materialismo histórico de Marx-Engels, tiene un valor incalculable. Todo suceso, tanto extranjero como interior, debe ser estudiado a la luz de la historia del Partido, y se considera que la naturaleza real del suceso analizado ha sido revelada cuando se encuentra un precedente en dicha historia.
  17. Más aún: basados en esta, y solo a la luz del criterio marxista, puede predecirse el futuro. El Partido es casi un absoluto.
  18. Dice Lenin: El Partido. ¡Con P mayúscula!” Las otras organizaciones comunistas o para-comunistas, tales como los sindicatos, las asociaciones culturales, deportivas, científicas. Sin-Dios, el Movimiento por la Paz, etc.…, no son sino el útil especifico de la ideología. Son formas variables y frecuentemente transitorias del esfuerzo comunista, el punto de inserción de su actividad en lo real, aquello por lo que entra en la colectividad humana y cumple su obra. Por consiguiente, esos medios pueden nacer, modificarse o desaparecer según las necesidades de la coyuntura dada. El Partido es el alma de esos movimientos, el forjador de los cuadros dirigentes, el guardián de la ortodoxia”.
  19. «Con objeto de vencer las dificultades y alcanzar el éxito es necesario organizar la lucha». Todo bolchevique debe oponerse en todo momento a la falta de organización.
  20. Hay que llegar a una estructura “monolítica” del Partido, a un organismo concreto, solido, compacto y bien delimitado.
  21. Ello presupone la existencia de cabezas rectoras. “Sin la docena de directivos seleccionados e inteligentes, ninguna clase de sociedad moderna se capaz de conducir una lucha determinada».
  22. La doctrina bolchevique se opone radicalmente a todo desvanecimiento de las fronteras del Partido. Los comunistas ven como un gravísimo peligro la tendencia natural a que el Partido se “funda”, se “sumerja”, se “disuelva”, en las masas proletarias.
  23. No quiere decir eso que los comunistas sean partidarios; de aislarse de la masa. El Partido persigue justamente lo contrario, pero “es absolutamente preciso: primero fijar los límites de uno mismo respecto a los demás, y dejar al proletariado solo, único y exclusivo. Solo después podremos declarar que el proletariado liberara a todos, que hace un llamamiento a todos, que apela a todos”. (Lenin).
  24. Los comunistas sostienen que la línea de demarcación entre el Partido y el área controlada por él, por una parte, y cualquiera organización exterior por la otra, debe ser tan clara como la de entre el Partido y las masas y tan imposible de cruzar sin el consentimiento del Partido.
  25. Cuando el Partido está aliado con otros grupos en una lucha contra un enemigo común, debe conducir sus actividades “paralelamente” a las de sus aliados; hay que evitar a todo trance que los agentes subversivos exteriores penetren en el Partido y comiencen la corrosión interna.
  26. Corolario de esta doctrina es el sistema de “telón de acero” empleado por Rusia y China. En todo instante los comunistas se preocupan de establecer fronteras claras y definitivas, y solo luego entran en contacto con grupos extraños.
  27. Este importantísimo punto de la delimitación del Partido, y el miedo a las fisuras y penetraciones es en el fondo consecuencia de su filosofía, que sostiene que todo cambio subversivo verdadero que provoca solo por degradación interna. Como decía recientemente un ministro chino “el mejor procedimiento de atacar une fortaleza es desde dentro”. Luego, de ello debe cuidarse constantemente el Partido, a la vez que lo tiene en cuenta en sus conquistas.
  28. El Partido solo confía plenamente en sí mismo. No quiere decir esto que se desaprovechen los apoyos exteriores, sino que han de “utilizarse”, es verdad, pero de modo “paralelo”.
  29. En todo momento hay que evitar “ser empleados” por las fuerzas que han servido de apoyo, pues lo normal es que estas tiendan a hacer del Partido un instrumento Más en el logro de sus fines propios. El Partido, pues, no puede de ningún modo vincularse alegremente como tal a ningún grupo u organización exterior, pues ello le acarrearía su completa ruina.
  30. Es obligatorio en el Partido el destrozar todo intento de ser usado por los demás. Hay que desconfiar sistemáticamente de las fuerzas amigas; solo hay una fuerza segura: la del Partido.
  31. No hay Más que un procedimiento de efectuar avances y conquistas: el de la lucha incesante. No existen progresos despreciables ni situaciones invencibles. Decía Lenin en 1.916: «¡Son pocos los verdaderos internacionalistas revolucionarios! Tomemos como ejemplo a Francia en 1.780 y Rusia en 1.900. En ambos casos los revolucionarios conscientes y decididos era poquísimos. Eran lobos solitarios, como máximo uno entre diez mil, o quizás uno entre cien mil de los de su clase. Pero pocos años después, esos mismos lobos solitarios, esa misma al parecer insignificante minoría, conducía a las masas, a millones y decenas de millones».
  32. Se avanza poco a poco, o no se avanza. Es inadmisible lanzarse a planes amplísimos que no se puedan llevar a efecto inmediatamente: las fantasías grandiosas deben ser despachadas y destruidos sus promotores. Lenin calificaba tales proyectos de “Morralla” y “utopías burocráticas”.
  33. Asimismo, el Partido debe preocuparse de consolidar constantemente y progresivamente cuantos avances realiza. “Una ofensiva sin que las posiciones ya capturadas hayan sido consolidadas es una ofensiva condenada al fracaso”. (Stalin). l
  34. El Partido debe huir del “aventurismo” político en sus planes de avance; o sea, no debe arriesgar posiciones importantes ya conquistadas, considerando nuevas inciertas ganancias. Decía Lenin en 1.918: “sería una táctica que no se puede permitir el arriesgar la ya comenzada revolución en Rusia, simplemente a causa de la esperanza de que la revolución alemana explote a plazo corto dentro de pocas semanas. Esta táctica seria aventuradísima. No tenemos derecho a correr tal riesgo”.
  35. El Partido debe prever la necesidad de una retirada (por doloroso que sea el desánimo que produzca) si se prevé que continuar el avance sería ruinoso, como lo demuestra la experiencia del Partido en tal o cual antecedente. Esta retirada tiene tanta trascendencia para el Partido como el avance. Además, hay retiradas. Hay momentos en que un Partido tiene que retirarse por que ha sido derrotado. Pero hay otros momentos en que un Partido con sus avances victoriosos ha ido demasiado lejos, sin prepararse una base adecuada en retaguardia. Para no perder la conexión con base, un partido experimentando considera necesario en esos casos el retroceder un poco”. (Lenin).
  36. Los sentimientos de tristeza producidos por las retiradas, lo mismo que la alegría inherente a los avances, deben ser cortados por lo sano a la hora de tomar determinaciones para el Partido. Decía Lenin en 1.921: “No hay que rendirse a la depresión, no debe uno dejar de lado la cuestión real con agitadas exclamaciones”. Y en otra ocasión: si cuando llega el caso “no estáis dispuestos a arrastraros sobre el vientre en el fango, no sois revolucionarios, sino charlatanes”.
  37. Las reacciones de capa y espada son rechazadas tajantemente: “No debe uno guiarse por el sentimiento del participante en el duelo, que saca la espalda y exclama: Debo morir, porque se me obliga a firmar una paz humillante”. (Lenin).
  38. Cualquier desastre, por grave que sea, debe ser examinado fríamente, pues se pone en juego la vida del Partido.
  39. El Partido comunista carece de moral propiamente dicha. Decía Lenin en 1.920: “Nuestra moral se deduce de la lucha de clases del proletariado. Moral comunista es la moral que sirve a esa lucha”.
  40. La política del Partido debe ser totalmente independiente de sentimientos y consideraciones éticas. El pecado de “plantear cuestiones políticas sobre bases sentimentales lleva al fracaso y a la aniquilación”. “Un comunista que diga que no debe nunca ensuciarse las manos, es un charlatán vació”. Insistía Stalin en 1.925: “Muchas gentes parecen creer que podemos construir el socialismo usando guantes de cabritilla. Eso es un gran error, camaradas”.
  41. El Partido no siente la menor vacilación en caso de tener que mentir. En las declaraciones públicas los dirigentes deben prescindir de la misma existencia de la verdad: se trata únicamente de decir lo que produzca los mayores efectos favorables, y solo eso. La eficacia está por encima de la verdad. Este criterio se aplica siempre. Lenin considera que el grado de engaño en las relaciones de dirección con el Partido y las masas debía ser menor que en las del enemigo: pero Stalin suprimió esta diferencia.
  42. El veneno y el vino de honor son los dos extremos de una colección de líquidos igualmente lícitos al Partido; solo el incremento de la potencia de este decidirá cual se ha de elegir. Análogamente: matar, provocar una guerra, o discursear en la ONU, son medidas idénticamente utilizables, que únicamente la conveniencia aprobara o desechara.
  43. La tendencia “Romántica” a considerar como métodos revolucionarios únicamente los subversivos deben ser cortados de raíz; no es verdadero revolucionario el que siempre actúa revolucionariamente. No es incompatible el empleo simultaneo de procedimientos revolucionarios y reaccionarios, legales y ilegales, diplomáticos y violentos.
  44. Es absurdo reemplazar “análisis por exclamaciones”. El Partido debe estar orientado hacia los hechos, huyendo de “aturdirse con palabras” y de ser “arrastrado por frases”. Criticaba Lenin al Partido Socialista-Revolucionario ruso porque “se negaba a comprender la necesidad de una valoración estrictamente objetiva de las fuerzas de clase y de las relaciones entre sí, antes de cualquier acción política”.
  45. El lema marxista es: “al diablo con las personas de visión indeterminada”. Todo estudio que no descienda de las “frases generales” y las consideraciones puramente teóricas es un crimen; el Partido exige “el paso de las consideraciones generales a la cuestión de cómo dar el paso primero y principal”.
  46. El militante comunista debe aprender a “ver crecer la hierba”. Escribía Stalin en 1928: no debemos basar nuestra orientación en las capas de la sociedad que ya no crecen, aunque constituyan hoy la fuerza predominante: sino en las capas en crecimiento y que tienen un futuro ante sí, aunque hoy por hoy no constituyan la fuerza predominante”.
  47. Este criterio dicto a Stalin en 1.925 la siguiente profecía: “Las fuerzas del movimiento revolucionario chino no pueden ser medidas. Aún no han llegado a nada que pueda considerarse una acción plena. El futuro mostrara lo amplias que son. Los dirigentes orientales y occidentales que no ven esas fuerzas, que no conceden suficiente importancia a su poder, se darán cuenta cuando llegue el tiempo. Nosotros, de hecho, no podemos menos de tenerlas en cuenta”.
  48. ) La línea de acción del Partido se trata solo en función de los datos objetivos del problema; tanto los estados de ánimo exteriores como los interiores no influyen para nada en las decisiones. Es catastrófico el reemplazar un análisis objetivo por explosiones sentimentales: el comunista debe ser dueño de sus sentimientos en todo instante. Ya hemos indicado que, para los marxistas, “un sentimiento completamente revolucionario no es realmente revolucionario”.
  49. Decía Lenin en 1.918: me parece que la razón Más importante de las disconformidades entre parte de los Soviets en esta cuestión, consiste en esto: que algunos se dejan arrastrar demasiado por el sentimiento de una legítima y justa indignación por la derrota infligida por el imperialismo al poder soviético, y que estos caen a veces demasiado en desesperación, y tratan de dar a una cuestión referente a la táctica de la revolución una respuesta basada inmediatamente en el sentimiento. En lugar de valorar la tarea de la revolución desde el punto de vista de la fuerza de las clases, quiere que las cuestiones Más serias y difíciles se decidan por la presión sentimental, solo desde el punto de vista de los sentimientos”.
  50. La espontaneidad de las masas no puede ser tenida en cuenta a la hora de tomar determinaciones. Decía el mismo Lenin en 1920: “seria en estos momentos no solo irracional sino también criminal el ceder a este estado de ánimo. En muchos países de Europa occidental el estado de ánimo revolucionario es actualmente, podemos decir, una “novedad”, una “rareza” por la que hemos estado esperando desde hace tiempo, y quizá por ello ha podido fácilmente abrir camino a estados de ánimo. Ciertamente sin un estado revolucionario en las manos nunca llegarían a convertirse en acción las tácticas revolucionarias; pero nos hemos convencido en Rusia, por una larga, penosa y sangrienta experiencia, de la verdad de que las tácticas revolucionarias no pueden ser basadas únicamente en estados de ánimo revolucionarios”.
  51. Toda tendencia a la pasividad debe ser suprimida. Solo luchando y salvando dificultades es posible el progreso de la causa: “Hay que llevar a cabo una lucha completamente irreconciliable contra la pereza”. El Partido debe ejecutar su labor “con los dientes apretados”. Es inadmisible el “esperar, cruzándose de brazos, transformándose en espectadores estériles”.
  52. El Partido debe batallar sin tregua, sin cesar, continuamente “nada bueno viene por si solo”.
  53. El Partido debe trabajar, además, sin errores ni imperfecciones: “toda realización imperfecta amenaza catástrofe”.
  54. De ahí deducen los comunistas que hay que descubrir, no devotos deseos, sino primeros pasos firmes, prácticos, duros, perfectos. La tarea Más importante, como se ha dicho ya, es, a los ojos del Partido, la de combatir el peligro “de ser arrastrados por tareas y planes vastos”.
  55. Decía Lenin en 1.918: Dejo a los demás el soñar en la revolución internacional. Cada cosa a su tiempo; en los días próximos poneos a trabajar en crear autodisciplina, obediencia, de manera que los trabajadores aprendan a luchar por lo menos en una hora cada veinticuatro. Esto es mucho Más difícil que escribir hermosos cuentos de hadas”.
  56. El comunista debe oponerse igualmente a “la inclinación a que la discusión sustituya a la acción, y la charla a la labor”. Decía Stalin en 1.931: Conozco unos dirigentes que en la lucha contra la falta de responsabilidad personal se limitan a hablar en las reuniones de vez en cuando, lanzando maldiciones contra la falta de responsabilidad personal se limitan a hablar en las reuniones de vez en cuando, lanzando maldiciones contra la falta de responsabilidad política, evidentemente creyendo que después de esos discursos ha de desaparecer la irresponsabilidad personal”. Y en 1.930: “Solo los burócratas pueden imaginar que la labor de planteamiento se ha terminado con la redacción del plan. La redacción del plan es únicamente el principio de su planeamiento.
  57. Todo lo cual no va en contra del estudio de planes amplios a largo plazo, siempre que estos sean la meta a que conducen caminos enteramente distintos de ella, bien pensados, corregidos y concretados. Especifica en 1.902 Lenin esta duplicidad de orientación diciendo: “Si no somos capaces de preparar tácticas políticas y un plan de organización precisamente en previsiones de MUY LARGO PLAZO, y simultáneamente, DURANTE EL PERIODO MISMO DE LA TAREA de mantener a nuestro Partido preparado a saltar a su puesto a la primera (aun inesperada) llamada, en cuanto el avance de los sucesos se acelere, mostraremos que no somos Más que unos miserables aventureros”.
  58. El empleo de la violencia no asusta a los comunistas; pero el Partido prefiere, sobre todo en las zonas de escasa infiltración marxista, no hacer mártires. Es una regla derivada directamente de su concepto dialéctico de la historia: con tal medida se trata de evitar las reacciones que provocarían los mártires.
  59. El Partido prefiere la coacción indirecta, método empleado normalmente en los países de detrás del telón de acero; pero esto no impide a los comunistas, en los casos oportunos, usar de la Más furibunda represión, como hizo Stalin con los Kulaks.
  60. Finalmente, a modo de post-data, dos breves palabras sobre el Partido comunista y las nacionalidades.
  61. Stalin, patriota georgiano en su juventud, ha sentado las bases de la doctrina comunista respecto a los derechos de las minorías nacionales, en su libro “Cuestión nacional y colonial”.
  62. Los nacionalismos deben ser aprovechados donde existen para minar las fuerzas del capitalismo y provocar el advenimiento del comunismo. Este es el pensamiento central de Stalin.
  63. Los diferentes movimientos patrióticos serán enfocados, no desde el punto de vista de los derechos abstractos de los pueblos a disponer de sí mismos, “sino de una forma concreta, desde el punto de vista de los intereses del movimiento revolucionario mundial”. (Stalin).
  64. De ahí se sigue que el comunismo defiende las reivindicaciones nacionales incluso de origen burgués (Egipto), si esas reivindicaciones disminuyen el poder de las naciones imperialistas o colonizadoras; en tanto que ataca todo movimiento nacional, incluso de origen proletario (laboristas ingleses, socialistas franceses, etc.) cuando este tiende a consolidar las posiciones “imperialistas”.
  65. Evidentemente la contradicción es patente: no se puede estar a un tiempo en contra de unos movimientos nacionalistas y a favor de otros; a lo que replica Stalin: “Se podrá decir que esta manera de plantear la cuestión nacional es contradictoria. Pero ¿acaso no tenemos ese mismo “carácter contradictorio” en el problema del Estado? Estamos a favor de la desaparición del Estado, y al mismo tiempo estamos a favor del afianzamiento de la dictadura del proletariado, lo cual constituye el poder Más potente y vigoroso de cuantos poderes estatales hayan sido hasta aquí. Desarrollo supremo del poder del Estado con vistas a preparar las condiciones favorables a la destrucción de ese poder: de ahí la formula marxista. ¿Es “contradictorio”? Pero esta contradicción hace cuerpo con la vida; refleja enteramente la dialéctica de Marx”.
  66. “Quienquiera que no haya comprendido esta particularidad y este carácter contradictorio de nuestra época de transición, cualquiera que no haya comprendido esta dialéctica del proceder histórico, está perdido para el Marxismo”.
  67. El comunismo está en un periodo de “transición”, y mientras este dure, apoyara “transitoriamente” las reivindicaciones nacionales: si convienen al Parido, naturalmente.
  68. E insiste: “La nación capitalista” desaparecerá, pero no una cierta diferenciación ética, cultural, artística, etc., entre los diversos pueblos comunistas. La “nación política” está condenada, no las diversidades raciales ni sus manifestaciones intelectuales, lingüísticas o sentimentales, sino a largo plazo (factor tiempo)”. (Stalin).
  69. Este acabamiento de la nación “política”, de la nación “capitalista”. teóricamente parece tener posible justificación dentro del marco de un patriotismo “sui-generis”, se reduce de hecho al desinterés total del Estado por los problemas nacionales, cuando no a represión sangrienta de los sentimientos patrióticos.
  70. Stalin deportaba en masa a los crimeanos, destrozaba el ukranismo y, ayudado por su compatriota Beria, ahogaba a Georgia y Armenia.
  71. Hoy, Mao Tse Tung, chino, pide Formosa para su patria en un alarde de nacionalismo; en tanto que, simultáneamente, Duclos, francés, exhorta y apoya a los separatistas argelinos anti franceses. El exacerbado nacionalismo chino, y en general el anticolonialismo de los países asiáticos y africanos, son en gran parte instrumentos de la campaña comunista. Se despiertan las conciencias nacionales pensando en el debilitamiento de los Estados capitalistas subsiguientes a la emancipación, y no en la justicia de las reivindicaciones patrióticas. Lo cual no quiere decir, en modo alguno, que esas explosiones no tengan raíces justas las Más de las veces.
  72. Para el Partido comunista los nacionalistas son solo un medio de hacer aceptar por todo un pueblo, toda la política comunista.
  73. No es de extrañar. El comunismo es esencialmente apátrida y antipatriota.

 

Resumen: COMUNISMO

 

  1. Sistema filosófico: materialismo dialéctico.
  2. Consecuencia entre doctrina y acción.
  3. Organización: Partido
  4. Circulo de estudio. Objeto: transformación ideológica del medio. Método: reuniones frecuentes con dosis progresivas. Transformar al ambiente por medio del que antes lo defendía.
  5. Células: reunión de miembros captados para el Partido. Grupos de tres a seis. Formación de nuevos círculos de estudio. Acción corrosiva.
  6. Entrega total. Sacrificio del presente en bien del futuro.
  7. El Partido lo es todo, y todo debe servirle.
  8. El Partido debe tener una organización perfecta (es necesario organizar la lucha).
  9. El Partido debe tener fronteras claras que lo delimiten para evitar fisuras e infiltraciones.
  10. El Partido solo confía plenamente en sí mismo y así mismo se basta. No debe servir a nadie.
  11. Estado de lucha incesante para progresar. No despreciar ninguna victoria pequeña. Retirarse   a tiempo si es preciso.
  12. El Partido carece de moral, cualquier medio es licito si persigue el bien del Partido. No es   verdadero revolucionario el que siempre actúa revolucionariamente.
  13. El Partido debe estar orientado hacia los hechos.
  14. Ver crecer la hierba; prever el futuro para orientar la acción presente.
  15. Estudio objetivo de las cosas y acción adecuada, prescindiendo de prejuicios y estados de ánimo.
  16. Supresión de la pasividad, dar pasos pequeños pero firmes. Oponerse a que la discusión sustituya a la acción.
  17. Procurar no hacer mártires, si es posible. Si no, no dudar en hacerlos.
  18. El Partido comunista es apátrida. Utiliza los movimientos patrióticos y a su conveniencia los instiga, los defiende, los ataca o los ahoga.