SUMARIO

I PRÓLOGO         

II MARGOT FEIST           

III EL DIFÍCIL COMIENZO       

IV LAS CONQUISTAS SOCIALES

V LA EDUCACIÓN PÚBLICA   

VI LA CULTURA Y EL ARTE  

VII DIVISIÓN Y MURO             

VIII LA VENDETTA DESATADA   

IX REFLEXIONES SOBRE 1989  

X DESPUÉS DE LA ANEXIÓN 

XI EPÍLOGO          

XII ANEXOS          

“Yo no soy quien ha de hacer el balance de la RDA. No ha llegado la hora de hacerlo. Este balance lo harán otros y en otro momento. Yo entregué mi vida a la RDA. Asumí una parte importante de la responsabilidad por su historia, especialmente a partir de mayo de 1971. Me siento confuso y, más que ello, debilitado por la edad y la enfermedad. Y sin embargo, tengo, al término de mi vida, la certeza de que la RDA no fue fundada en vano. Dejó planteado el hecho de que el socialismo puede existir y ser mejor que el capitalismo. Fue un experimento que fracasó. Pero la humanidad no ha abandonado jamás la búsqueda de nuevas verdades y caminos a causa de un experimento fracasado”. (DEL ALEGATO DE ERICH HONECKER ANTE EL TRIBUNAL DE LA RFA QUE PRETENDIÓ JUZGARLO).

 

I. PRÓLOGO

 

La República Democrática Alemana, la RDA, quedará para siempre grabada en la historia por haber sido el primer Estado socialista construido en suelo alemán. Dirigido por los trabajadores, se formó en la parte de Alemania más atrasada y devastada por la guerra, tenía menos territorio que la Segunda Región de Chile —solo 108 mil kilómetros cuadrados— y solo 16 millones de habitantes. A pesar de estas limitaciones, llegó a ser uno de los 10 países más industriales del planeta, alcanzando un alto grado de desarrollo y un buen nivel de vida.

Su crecimiento económico no fue en beneficio de unos pocos, como acontece en el capitalismo, sino en beneficio de todos, en favor del pueblo.

Clodomiro Almeyda, esclarecido y consecuente revolucionario socialista, después de diez años de permanencia en la RDA, decía que su mayor atractivo estaba en la unión entre el desarrollo económico y el bienestar de la gente. “Los pasos adelante en la economía se proyectan siempre en el campo social, sirven al bienestar de los ciudadanos”, declaró a la revista “Puente” en octubre de 1989. Y agregó: “A ello se suma un alto grado de desarrollo de la conciencia política y social del pueblo. El Partido Socialista Unificado de Alemania, el PSUA, sus partidos aliados y todas las organizaciones sociales se empeñan en mantener despierta la conciencia del pueblo en cuanto a la tragedia histórica que el fascismo representó para Alemania y Europa.”

Pues bien, desde que los corifeos y propagandistas del capitalismo tratan de hacerle creer al mundo entero que el socialismo fracasó en su proyecto de construir una sociedad superior, he sentido el deber de retrucarles con el ejemplo concreto de la RDA. Margot Honecker abriga este mismo propósito. Con estas líneas pretendemos hacer una pequeña contribución a tal fin.

La RDA se distinguió por su decidida y permanente conducta en favor de la paz mundial y por la amplia y generosa práctica de la solidaridad internacional. Cuba, Vietnam, Etiopía, Mozambique, Angola y Chile, entre muchos otros países del llamado Tercer Mundo, recibieron su respaldo y su decidido y ampiio apoyo moral y material.

Quién escribe no vivió en la RDA, pero la visitó muchas veces, siguió con permanente atención su desarrollo y su política, tuvo múltiples contactos con su gente y percibió muy directamente sus sentimientos de amistad y solidaridad expresados en mil formas hacia el pueblo de Chile en los años del Gobierno del Presidente Allende y durante la dictadura de Pinochet. En la RDA vivieron su exilio más de dos mil de nuestros compatriotas, militantes o simpatizantes de todos los partidos de la Unidad Popular. Los alemanes los acogieron con los brazos abiertos. Les resolvieron los problemas de vivienda, de trabajo, de salud y le educación, y les rodearon de una atmósfera de cariño y fraternidad.

El encargado de las relaciones internacionales del PSUA era Hermano Axen. Había pertenecido a la brigada Ernesto Thaelmann y peleado en España durante la guerra civil. Sabía algo de español. Estuve muchas veces con él, y en cada ocasión en que solicité por su intermedio alguna ayuda concreta, invariablemente empecé por disculparme por la molestia o el problema que podía conllevar mi petición. Entonces él, también invariablemente, me decía:

— No se preocupe, compañero. Para qué estamos sino es para ayudar.

Espero se consideren estas páginas como una expresión de afecto y reconocimiento a la RDA, que para siempre quedó en nuestro corazón.

Asumimos, a la vez, el deber de levantar nuestra voz de repudio al infame proceso abierto en la Alemania de Kohl en contra de Erich Honecker y de sus compañeros más cercanos y proseguido hoy en contra de personas honorables que se desempeñaron como ministros, parlamentarios, jueces, fiscales, soldados y oficiales del ejército o de los órganos de la seguridad de la RDA.

La RDA surgió como consecuencia de la división de Alemania en 4 zonas ocupadas por las potencias victoriosas en la segunda guerra mundial y, más concretamente, como resultado previsible e inevitable de la decisión unilateral adoptada por Estados Unidos, Gran Bretaña y Francia, de crear la República Federal Alemana en las tres zonas que tenían a su cargo. De por sí se comprende que, al constituirse el Estado alemán occidental fue absolutamente inevitable la constitución de otro Estado en la zona oriental y la desaparición del status de zona ocupada por la Unión Soviética. Pero la comprensión y la lógica no abundan en la vida política nacional o internacional pues los más fuertes acostumbran imponer su diktat, como sucedió poco después de la derrota de la Alemania fascista. Entonces, las potencias occidentales se embarcaron en la política de la “guerra fría”. Dichas potenciéis y los países bajo su influencia o dominación no reconocieron a la República Democrática Alemana, no mantuvieron con ella relaciones diplomáticas ni comerciales y por más de 20 años la dejaron fuera de las Naciones Unidas. Tal política se vino abajo en 1971 cuando la ONU terminó por reconocerla, en favor de lo cual hizo un valioso aporte el Gobierno del Presidente Allende al establecer, antes de ello, relaciones diplomáticas con la RDA. Luego, la Conferencia de Helsinki, celebrada en 1975, reconoció expresamente la legalidad de las fronteras europeas existentes en ese momento y que históricamente se habían formado y comprendían al Estado socialista alemán.

En virtud de la nueva situación, hasta el Gobierno de la República Federal Alemana, encabezado por Helmud Kohl, mantuvo relaciones interestatales con el Gobierno de la RDA presidido por Erich Honecker. Más aún, el mismo Kohl llegó incluso a recibir a Honecker en Bonn, como jefe de Estado, con las ceremonias correspondientes, en septiembre de 1987. En consecuencia, los procesos entablados contra Honecker y sus compañeros en la República Federal son absolutamente arbitrarios y sólo responden al afán de los defensores y propagandistas del capitalismo de incriminar y denigrar al socialismo, presentándolo como un sistema que pasa por encima de los derechos del hombre y de todo principio humanista.

Aquí se describe cómo fue posible pasar de un territorio en ruinas cultural, económica y socialmente devastado por el fascismo a un país donde los derechos humanos eran una realidad y sus ciudadanos tenían acceso al trabajo, a la educación, a la cultura y el deporte, se guiaban por altos y nobles valores y se preocupaban por el bienestar y la felicidad de cada persona y del conjunto social y donde existían un sistema económico en el cual predominaba la propiedad social y un régimen político de varios partidos asentados en las organizaciones de todos los sectores y en particular en la organización y en la conciencia de los trabajadores. Pensamos que al realzar estas verdades contribuimos también a derribar el muro de las mentiras tejidas sobre la RDA.

Como ha ocurrido siempre en la historia, las grandes transformaciones sociales que se emprenden en dirección al progreso social afectan los intereses de unos pocos. Tal es ¡a base y el origen de los conflictos de clase que conllevan acciones más o menos violentas de una u otra parte, comprendidos hechos dolorosos no exentos de abusos e inequidades. En la RDA, ellos fueron de escasa ocurrencia y no aminoran la importancia de sus magnas realizaciones en favor del pueblo y de la paz en Europa.

Bien dice el escritor Heins Kalhan: “Hasta en la lucha por la causa más justa no dejan de cometerse injusticias. Mientras..............................

 

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