INDICE

Capítulo I. Concepto de “ciencia”

     1. Rasgos generales de la ciencia

     2. Objeto, método y estructura del conocimiento científico

     3. Esencia social de la ciencia

     4. Leyes de desarrollo de la ciencia

Capítulo 2. La ciencia de la naturaleza, las ciencias naturales

     1. Contenido y estructura de las ciencias naturales

    2. Conexión de las ciencias naturales con la técnica y la filosofía

     3. Periodización de la historia de las ciencias naturales

     4. Problemas cruciales de la dialéctica de las ciencias naturales contemporáneas

Capítulo 3. Las ciencias del hombre y de la sociedad

    1. Carácter específico del conocimiento de los fenómenos sociales

     2. Formación de las ciencias de la sociedad

     3. Las ciencias sociales marxistas

     4. La ciencia del pensamiento

Capítulo 4. Clasificación da las ciencias

     1. Principios de clasificación de las ciencias

     2. Papel de la filosofía en el sistema de las ciencias

     3. Bosquejo histórico de la clasificación de las ciencias

     4. Clasificación de las ciencias actuales

     5. Importancia práctica de la clasificación de las ciencias

APENDICE

     Nota editorial

LA REVOLUCION CIENTIFICA Y TECNICA

     Características de la revolución científica y técnica

    Consecuencias sociales en el régimen socialista

 

 

Capítulo I. Concepto de “ciencia”

 

La ciencia es un importantísimo elemento de la cultura espiritual, la forma superior de los conocimientos humanos; es un sistema de conocimientos en desarrollo, los cuales se obtienen mediante los correspondientes métodos cognoscitivos y se reflejan en conceptos exactos, cuya veracidad se comprueba y demuestra a través de la práctica social. La ciencia es un sistema de conceptos acerca de los fenómenos y leyes del mundo externo o de la actividad espiritual de los individuos, que permite prever y transformar la realidad en beneficio de la sociedad; una forma de actividad humana históricamente establecida, una “producción espiritual”, cuyo contenido y resultado es la reunión de hechos orientados en un determinado sentido, de hipótesis y teorías elaboradas y de las leyes que constituyen su fundamento, así como de procedimientos y métodos de investigación.

 

1. Rasgos generales de la ciencia

 

El concepto de ciencia se aplica tanto para denominar el proceso de elaboración de los conocimientos científicos como todo el sistema de conocimientos, comprobados por la práctica, que constituyen una verdad objetiva, y también para señalar distintas esferas de conocimientos científicos, diferentes ciencias. La ciencia moderna es un conjunto extraordinariamente subdividido de ramas científicas diversas.

Con ayuda de la ciencia, la humanidad ejerce su dominio sobre las fuerzas de la naturaleza, desarrolla la producción de bienes materiales y transforma las relaciones sociales. La ciencia coadyuva a la elaboración del concepto materialista dialéctico del mundo, libera al hombre de prejuicios y supersticiones y perfecciona sus facultades mentales y convicciones morales.

El vocablo “ciencia” equivale literalmente a conocimiento. Los conocimientos significan la posesión de datos confirmados acerca de los fenómenos materiales y espirituales y su acertada reflexión en la conciencia humana. El saber es contrario a la ignorancia, es decir, a la falta de una información comprobada acerca de algo. La cognición, como señala Lenin, y por consiguiente el saber, es el proceso de sumersión de la inteligencia en la realidad, con el fin de subordinarla al poder del hombre. Nuestra razón se mueve del desconocimiento al saber, del conocimiento superficial al conocimiento profundo y multilateral. Los conocimientos pueden ser de diferentes clases: cotidianos, precientíficos y científicos, empíricos y teóricos.

Los conocimientos elementales son propios de los animales, que poseen una información cierta sobre determinadas propiedades de las cosas y sobre sus relaciones más simples, lo cual constituye la condición necesaria para que se orienten adecuadamente en el mundo que les rodea. Conocimientos elementales y cotidianos los poseen los niños en su tierna infancia. Cada individuo adquiere en el transcurso de su vida numerosos datos empíricos sobre el mundo exterior y sobre sí mismo. Los hombres primitivos poseían ya no pocos conocimientos en forma de datos útiles, costumbres, experiencias empíricas, recetas de fabricación, etc., que se transmitían de generación en generación; sabían hacer muchas cosas, y su habilidad estaba basada en los conocimientos que poseían. Los conocimientos tanto cotidianos como precientíficos y científicos se apoyan en la práctica. Todas las clases de conocimientos son el reflejo de las cosas. Pero, sin embargo, los conocimientos científicos se diferencian notablemente de los cotidianos y precientíficos. Los conocimientos cotidianos, empíricos, se limitan, por regla general, a la constancia de los hechos y a su descripción. Por ejemplo, los marinos sabían perfectamente cómo usar las palancas, y lo mismo les sucedía a los comerciantes con las balanzas, mucho antes de que Arquímedes descubriese la ley de la palanca. Pero esta ley hizo posible el invento de nuevos mecanismos, lo que a ningún práctico le hubiera venido a la imaginación. Los conocimientos científicos presuponen no sólo la constancia y descripción de los hechos, sin su explicación e interpretación dentro del conjunto del sistema general de conceptos de determinada ciencia. El conocimiento cotidiano se limita a hacer constar, y eso sólo superficialmente, cómo se desarrolla tal o cual acontecimiento. El conocimiento científico, en cambio, no responde únicamente a la pregunta de cómo, sino también de por qué se realiza precisamente de ese modo. La esencia del conocimiento científico consiste en la auténtica generalización de los hechos, en que tras lo casual descubre lo necesario, lo que se halla respaldado por leyes; tras lo singular, lo general, y sobre esta base se lleva a cabo la previsión de diferentes fenómenos, objetos y acontecimientos; “...la coronación de la labor científica es la predicción, que nos descubre los horizontes de los fenómenos o acontecimientos históricos futuros, es el signo revelador de que el pensamiento científico supedita las fuerzas de la naturaleza y las que mueven la vida social a la realización de las tareas que la humanidad se plantea”.[1] Todo el progreso del conocimiento científico está relacionado con el crecimiento de las fuerzas y del horizonte de la predicción científica. Por su parte, la previsión permite controlar y dirigir los procesos. El conocimiento científico ofrece la perspectiva no sólo de prever el futuro, sino de formarlo conscientemente. El sentido vital de cualquier ciencia puede caracterizarse de la siguiente forma: saber para prever, prever para actuar.

Un rasgo esencial de la cognición científica es su sistema, es decir, la agrupación de los conocimientos, ordenada según determinados principios teóricos. Un conjunto de conocimientos dispersos, que no se hallen unidos según un sistema que guarde conexión, no llegará a constituir una ciencia. El fundamento de los conocimientos científicos radica en una serie de premisas iniciales, en unas leyes determinadas que permiten agrupar los correspondientes conocimientos en su sistema único. Los conocimientos se transforman en científicos cuando la acumulación de hechos, realizada de acuerdo con una orientación determinada, y su descripción alcanzan tal nivel, que pueden ser incluidos en un sistema de conceptos y formar parte de una teoría. Ya en la Antigüedad, la filosofía y la lógica alcanzaron carácter científico. Los pueblos remotos habían logrado acumular no pocos conocimientos sobre las relaciones cuantitativas de las cosas. Basándose en ellos construyeron grandes obras: palacios, pirámides, etc. Pero estos conocimientos matemáticos elementales no tuvieron durante largo tiempo más que un carácter precientífico: no habían llegado a formar un sistema conexionado sobre la base de principios y leyes generales. Fue en los trabajos de Euclides donde los conocimientos matemáticos comenzaron 'a adquirir por vez primera una forma científica. Euclides les dio carácter sistemático y demostrativo. Prácticamente, la química es tan antigua como la humanidad. Pero los datos elementales de carácter práctico acerca de los procesos químicos aún no constituían una ciencia. Solamente en el siglo XVII, a partir de los trabajos de Boyle, la química comenzó a transformarse en ciencia.

Cada ciencia tiene su etapa de formación. Pero el criterio que rige la creación de cualquier ciencia es común: determinar la materia a investigar, elaborar los conceptos correspondientes a la materia en cuestión, establecer la ley fundamental inherente a dicha materia y descubrir el principio o crear las teorías que permiten explicar gran número de casos. Por ejemplo, la mecánica constituyó una ciencia cuando se establecieron las leyes de la inercia y de la conservación de la cantidad de movimiento y se elaboraron los correspondientes conceptos (Galileo, Descartes, Newton). La creación de la economía política se remonta a los fisiócratas. Adam Smith, David Ricardo y otros descubrieron las primeras leyes económicas, pero sólo Marx transformó la economía política en verdadera ciencia. Los conocimientos sociológicos se convirtieron en ciencia cuando Marx y Engels descubrieron las fuerzas motrices del proceso histórico y las leyes objetivas de desarrollo de la sociedad, que hicieron posible prever el comunismo.

En la historia de su desarrollo, el conocimiento alcanzó carácter científico a medida que fue descubriendo leyes y adquiriendo fuerza previsora.

Los conocimientos científicos se diferencian radicalmente de la fe, es decir, de la ciega creencia en la veracidad de lo que en principio no se puede comprobar en la práctica ni demostrar lógicamente. Sin embargo, hay que diferenciar la fe de la convicción basada en conocimientos, sobre todo científicos, por ejemplo, la convicción del pueblo soviético en el triunfo del comunismo. La convicción puede estar fundamentada científicamente; en cambio, la fe ciega, religiosa, la fe en Dios, en los milagros y en lo sobrenatural, la fe como prejuicio, como creencia en los signos favorables o desfavorables y en los sueños, no admite demostración alguna; solamente puede ser inculcada. Si la ciencia hace al hombre potente ante las fuerzas de la naturaleza y ante la vida social, la religión y la fe, en cambio, le desorientan, crean en él un sentimiento de predestinación y adormecen su conciencia de clase. En oposición a la fe, los conocimientos científicos son un reflejo veraz de la realidad, capaz de ser fundamentado a través de la práctica, y lógicamente demostrado. I-a conexión lógica en el sistema de los conocimientos científicos se adopta como condición necesaria, que se desprende de los hechos o de unas verdades previamente establecidas. Por eso, el resultado argumentado de la cognición científica se manifiesta como algo de carácter general y adquiere fuerza convincente para las personas que poseen la necesaria cultura mental.

El conocimiento científico del mundo se diferencia esencialmente de la conciencia estética. Aunque la ciencia y el arte reflejan la realidad, en la primera, el reflejo tiene lugar en forma de conceptos y categorías, mientras que en el arte se lleva a cabo a través de la imagen artística. Tanto el concepto científico como la imagen artística constituyen una reproducción generalizada de la realidad. Pero debido al carácter conceptual del pensamiento científico, la dialéctica de lo general, lo específico y lo singular se manifiesta en el conocimiento científico de diferente modo que en el arte. En la ciencia, la unidad dialéctica de lo general, lo específico y lo singular aparece en forma general, en forma de concepto, de categoría, mientras que en el arte esa misma unidad dialéctica se revela como una imagen, que conserva la visualidad del fenómeno singular de la vida. El conocimiento científico persigue la máxima exactitud, excluyendo todo lo individual, todo lo que el investigador haya podido aportar por cuenta propia: la ciencia es una forma social, de carácter general, de desarrollo del saber. Toda la historia de la ciencia confirma el hecho de que cualquier subjetivismo ha sido eliminado siempre, del modo más implacable, de la senda de los conocimientos científicos, conservando únicamente lo supraindividual, lo objetivo. Las obras artísticas son únicas en su género, mientras que los resultados de las investigaciones científicas son generales. La ciencia es un producto del “desarrollo histórico general en su resumen abstracto”.[2] En cambio el arte admite la invención, la introducción por el propio artista de algo que en esa forma precisa no existe, no existió y probablemente no existirá en la realidad. Pero la ficción artística es únicamente admisible en lo que se refiere a la forma singular de expresar lo general, y no en lo que respecta a su contenido: la verdad artística no admite la menor arbitrariedad y subjetivismo. Si el artista, al reflejar lo general, no mantiene la unidad orgánica con lo específico (típico) y singular, el resultado no será una obra artística, sino simple esquematismo y sociología desnuda. Si, por el contrario, reduce todo en su obra a lo singular, copiando ciegamente los fenómenos que observa y separando lo singular de lo general y de lo específico, obtendrá una copia naturalista, en lugar de una obra artística. En la ciencia, por el contrario, lo fundamental consiste en eliminar todo lo singular e individual, todo lo que no se puede repetir, y conservar lo general en forma de conceptos y categorías. En el mundo, la forma de lo general es la ley. Por eso, el conocimiento científico es el conocimiento de las leyes del mundo.

Los agnósticos y muchos idealistas metafísicos niegan que el objetivo principal de la ciencia sea conocer las leyes de la naturaleza. Algunos idealistas agnósticos reducen la ciencia a la descripción de los fenómenos de la misma. Contra semejantes planteamientos agnósticos se han manifestado no sólo los clásicos del marxismo-leninismo, sino también los más importantes investigadores del campo de las ciencias naturales.

 

2. Objeto, método y estructura del conocimiento científico

 

Para el conocimiento científico es esencial, en primer lugar, saber qué se investiga y cómo se investiga. La respuesta a la pregunta de qué es lo que se investiga descubre la naturaleza del objetivo de la ciencia, mientras que la contestación a la pregunta de cómo se lleva a cabo la investigación, pone de manifiesto la naturaleza del método que se ha seguido. El objetivo de la ciencia lo constituye toda la realidad, es decir, las diferentes formas y aspectos de la materia en movimiento, así como las formas de su reflexión en la conciencia del hombre.

Por su objetivo, las ciencias se dividen en generales y particulares. Son generales las ciencias filosóficas que estudian las leyes más generales de cualquier movimiento (la dialéctica) y las específicas del pensamiento (la lógica). Las ciencias particulares son las que tratan de la naturaleza, o de la sociedad o de su interacción (véase más adelante).

Al estudiar cualquier materia se descubre la marcha general de la ciencia en su desarrollo, marcha que corresponde a las fases principales de cualquier conocimiento en general. Él conocimiento de los fenómenos inmediatos “...descubre la esencia (la ley de la, causa, la identidad, la diferencia, etc.). Así es en realidad la marcha común de todo el conocimiento humano (de toda la ciencia) en general. Así es el curso que siguen las ciencias naturales y la economía política [y la historia]”.[3] Engels mostró que el desarrollo general del conocimiento de la naturaleza, la sociedad y la actividad espiritual de las personas incluye las siguientes fases principales: observación directa del objeto de estudio como un conjunto en el que todo cambia y está interrelacionado; análisis del objeto, resaltando sus distintas facetas y ...................... 

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