Indice

Prefacio.

Capítulo I. Falsificación de la prehistoria de la segunda guerra mundial.

Capítulo II. El coronel general Guderian y su libro Recuerdos de un soldado

Capítulo III. Las victorias pírricas del mariscal de campo Manstein.

Capítulo IV. Las decisiones “fatales” de Hitler y los consejos “salvadores” de sus generales

Capítulo V. Torrente de falsificaciones.

Indice.

 

CONTRA LA FALSIFICACIÓN DE LA HISTORIA DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL

 

AL LECTOR EXTRANJERO

 

El mundo sabe perfectamente cuantas vidas ofrendó el pueblo soviético para derrotar al fascismo alemán, que amenazaba la existencia misma de muchas naciones de Europa.

Lamentablemente, en los países capitalistas, especialmente en la RFA, hay gentes que, con intenciones deshonestas, procuran tergiversar la historia en menoscabo del papel que desempeñaron el pueblo y el ejército soviético en la segunda guerra mundial. Lo más triste del caso es que, falsificando los acontecimientos pasados, quieren esas gentes abonar el terreno para el desencadenamiento de una nueva guerra mundial.

He sido partícipe de las dos conflagraciones mundiales acaecidas en nuestro siglo. Conozco la verdad acerca de la guerra y no puedo callar ni como ciudadano ni como soldado. En este libro opongo los hechos, tal como ocurrieron, a la falsedad y las patrañas divulgadas en el mundo capitalista.

Quisiera expresar mi agradecimiento al teniente coronel V. K. Pechorkin por su colaboración.

 

Prefacio

 

La segunda guerra mundial dejó en la conciencia de los hombres una huella enorme, verdaderamente imborrable.

El deseo de hacerse una idea cabal de este grandioso acontecimiento y de sacar las conclusiones correspondientes late en todas las clases y grupos sociales de todas las naciones del mundo. Resulta natural que al estudio de la guerra pasada se le preste atención en los países que participaron en ella. Por eso es lógico que en EE.UU., Inglaterra, Francia, Italia y otros países se hayan publicado mu chas obras consagradas a este tema.

Puede parecer que se debería aplaudir la aparición de trabajos del más diverso carácter, que, desde distintos puntos de vista, diesen a conocer la preparación, el curso y los resultados de la guerra.

Sin embargo, debemos hacer constar que, lamentablemente, muchísimos autores de obras dedicadas a la segunda conflagración mundial están lejos de procurar analizarla objetivamente, y han puesto todo su empeño en tergiversar sus causas, desarrollo y resultados. La inmensa mayoría de los libros de historia de la pasada guerra editados en el mundo capitalista falsean los hechos, total o parcialmente.

Los círculos agresivos de Alemania Occidental han obtenido particulares “éxitos” en la falsificación de la historia de la segunda conflagración mundial. En el llamado "mundo occidental” se ha difundido un retruécano que reza: “los generales alemanes hacen matas guerras, pero escriben “buenos” libros”. A nuestro modo de ver, las guerras y los libros de los generales alemanes en nada desmerecen los unos de los otros.

Hay que decir que la falsificación de la historia de las guerras no es en Alemania un fenómeno nuevo, sino un atributo tradicional de los preparativos de revancha. No debemos olvidar que, después de la primera guerra mundial, desatada y perdida por Alemania, los militaristas germanos hicieron enormes esfuerzos para que toda una generación de alemanes se forjara una idea completamente errónea de la misma, lo que en el futuro contribuyó, y no poco, a que se pudiera empujar a millones de alemanes engañados a una nueva hecatombe, mucho más horrenda.

Por ejemplo, el tristemente célebre Ludendorff escribió después de la primera guerra mundial una veintena de libros dedicados esencialmente a tergiversar la historia del conflicto. En 1925, los Archivos Imperiales dieron comienzo a la publicación de una historia de la primera guerra mundial. Se trataba de un trabajo de muchos tomos, los últimos de los cuales aparecieron ya durante la segunda conflagración mundial. Es sintomático que esos últimos tomos fueran reeditados en 1956 por los Archivos Federales, so pretexto de que la tirada anterior había sido muy pequeña.

En los primeros años de la postguerra se observan ya tentativas de falsificación de la historia del conflicto.

Hay que señalar que la organización y, si puede decirse así, la consolidación de las fuerzas de los falsificadores de la historia de la guerra tuvieron lugar en Alemania Occidental con el concurso y el apoyo manifiestos de los ingleses y, muy especialmente, de los norteamericanos.

El conocido historiador militar inglés B. H. Liddell Hart obtuvo autorización para visitar a los generales alemanes prisioneros con el fin de reunir materiales para su libro dedicado a la historia de la segunda conflagración mundial. Como lo evidencia su obra Del otro lado de la colina,[1] que apareció a comienzos de 1948 y fue después reeditada muchas veces en varios países, Liddell Hart ayudó mucho a los militaristas alemanes a divulgar las versiones falsas de la historia de la guerra fabricadas por el mariscal de campo von Rundstedt y los generales Manteuffel, Student, Blumentritt, Westphal y oíros. Es muy elocuente que este libro fuera traducido al alemán por el teniente general Kurt Dietrich, comentarista militar hitleriano.

Apenas terminada la guerra, a los más destacados generales y oficiales de Estado Mayor de la Wehrmacht, con centrados en campos especiales, se les crearon, con el con sentimiento del Pentágono, todas las condiciones para que pudieran dedicarse a trabajos de "investigación” que, en realidad, eran pura falsificación de la historia. Sus “obras”, claro está, respondían a los intereses de los nuevos amos y protectores, los círculos gubernamentales norteamericanos.

El libro Decisiones fatales, escrito por siete generales alemanes (S. Westphal, W, Kreipe, G. Blumentritt, F. Bayerlein, K. Zeitzler, B. Zimmermann y H. Manteuffel), bajo la dirección del norteamericano S. L. A. Marshall, historiador principal del teatro europeo de operaciones militares, fue fruto de ese trabajo del que hemos hablado[2].

Así, pues, los ingleses y los norteamericanos imprimieron un determinado impulso a las “investigaciones” históricas de los generales alemanes. Posteriormente, la historiografía de la segunda guerra mundial adquirió inusitada envergadura en Alemania Oeste. El conocido científico alemán Stern, director del Instituto de Historia de Alemania, de la RDA, escribe en una de sus obras:

“Un turbio torrente de publicaciones “documentales”, memorias, artículos, ensayos, descripciones de batallas, reseñas estratégico-militares dedicadas a determinados teatros de acciones bélicas, monografías acerca de una u otra arma o formación militar, tratados políticos sobre la prehistoria y el curso de la segunda conflagración mundial... inunda todavía los países de la OTAN. Escriben estadistas retirados y en servicio, diplomáticos, políticos, generales, escritores de temas militares, historiadores profesionales y diletantes, publicistas, filósofos, teólogos, economistas, sociólogos y juristas; escriben hombres que pertenecieron a las “SA”, las “SS” y la Gestapo; escriben oficiales y agentes de los servicios de espionaje, viudas y amantes de los criminales de guerra ahorcados, ayudantes personales, intérpretes, correos, médicos, secretarios y otros servidores de los cabecillas nazis; escriben infinidad de bandoleros de la pluma y otros turbios elementos de los bajos fondos políticos”[3],

Es claro que lo que dice Stern atañe primordialmente a Alemania Oeste, que, paulatinamente, va adquiriendo jerarquía de centro a donde afluye todo lo reaccionario y profascista de Europa Occidental.

El desenmascara miento de las artimañas de los falsificadores de la historia de la segunda guerra mundial está pasando a ser una de las líneas esenciales de la lucha contra la ideología burguesa. Como se sabe, el XXI Congreso del PCUS señaló que el desenmascaramiento de la ideología burguesa es una tarea de singular importancia en el campo de las ciencias sociales.

Este libro no persigue la finalidad de hacer una crítica detallada de todos los trabajos de historia militar aparecidos en el extranjero. Se quiere tan sólo analizar críticamente las obras que tratan de acontecimientos de la segunda guerra mundial que el autor de estas líneas conoce bien por haber participado en ellos.

Se trata, concretamente, de Recuerdos de un soldado, de Guderian; de La campaña de Stalingrado, de Doerr (reseña de operaciones), y de Victorias perdidas, de Manstein, libros publicados en Alemania Oeste. Nos referimos también a otras obras, particularmente a las recopilaciones de artículos Decisiones fatales, Resultados de la segunda guerra mundial y La guerra mundial de 1939-1945, así como al libro de F, Mellenthin Combates de tanques en 1939-1945.

Pese a sus diferencias, tienen estas obras rasgos comunes. En primer lugar, sus autores son militaristas furibundos, que consagraron su vida al servicio en el ejército del imperialismo alemán, que durante tanto tiempo fuera el más agresivo. No se imaginan ni pueden figurarse el desarrollo de la sociedad humana sin guerras agresivas, por eso la principal línea ideológica de estas obras es predicar el militarismo y la revancha, el afán de demostrar que no todo está perdido para los monopolistas alemanes y que hay que preparar una nueva guerra escrupulosa y perseveran Cemente, tanto en los aspectos económico y político, como en el ideológico. Precisamente al cumplimiento de este último objetivo, han consagrado .............. [...........]

Ver el documento completo