ÍNDICE

PRÓLOGO

INTRODUCCIÓN

CAPÍTULO I. Marx, Engels, Lenin: socialismo y dictadura del proletariado

    Marx: la dictadura del proletariado y la primera fase de la sociedad comunista

    Federico Engels: el origen y la extinción del estado

     Lenin: la dictadura del proletariado

CAPÍTULO II. Lenin: la teoría hecha práctica

    Sesenta días antes de la gran revolución

    La gran revolución de octubre y los primeros sesenta días del gobierno de los soviets

      Las tareas inmediatas del poder soviético

      “El comunismo de guerra”

     La intervención militar extranjera, la guerra civil y el “comunismo de guerra”

     La nueva política económica (nep)

     Marx ayuda a Lenin

 CAPÍTULO III. Stalin: la teoría continúa haciéndose práctica

     Stalin teórico

     El modelo estalinista de la economía

     La industria pesada como base del desarrollo y de la independencia económica

     Marx y la gestación del producto excedente en el capitalismo

     El producto excedente en la sociedad socialista

     La acción de la ley del valor y las relaciones mercantiles en la URSS

     Un poco de historia

     El modelo económico estalinista en la práctica

     “El sistema de precios de dos escalas”, el “rublo intangible”, la reducción sucesiva de precios al      consumidor y los servicios sociales gratuitos

     La industrialización

     La colectivización de la agricultura y la unión obrero-campesina

     Las cooperativas y el sector artesanal de la economía

     El XVIII Congreso del PC (b) y los planes futuristas de Stalin

     La restauración de la economía en el período de posguerra

     La transición a la segunda etapa de la edificación comunista

 CAPÍTULO IV. La destrucción de la Unión Soviética y algunas de sus causas

     Encuadramiento teórico de la cuestión

     La primera perestroika: inicio del proceso de desmontaje del socialismo

    El XIX Congreso del PC (b) de Rusia

     Los Congresos XX, XXI y XXII del PCUS

 CAPÍTULO V.

Conclusiones

BIBLIOGRAFÍA

 

 

¿HUBO SOCIALISMO EN LA URSS?

 

A mis compañeras y camaradas comunistas,

que siempre lucharon por un mundo pleno

de humanidad, y continúan luchando por un

mañana de justicia social, por el socialismo.

 

PRÓLOGO

 

“¿Quién ignora que la primera ley de la Historia

es que no hay que osar decir nada falso, y que

no hay que temer confesar toda la verdad?...

Como nada es más hermoso que conocer la

verdad, nada es más vergonzoso que aprobar

la mentira y tomarla por verdad”.

                                      Marco Tulio Cicerón

 

La presente monografía no es, en el sentido riguroso del término, un trabajo de historia, si bien son abordados en ella acontecimientos de trascendencia histórica universal.

Y afirmamos que no es una obra de historia, porque el autor, no pudiendo refrenar su íntimo deseo de intentar mostrar la verdad históricasobre las cuestiones objeto de esta investigación —por así decirlo— tomó partido desde el inicio mismo de su exposición, algo que está, supuestamente, vedado a un historiador.

De suyo se comprende que, al enterarse de una realidad enteramente diferente a la que la abrumadora mayoría de las personas conoce o creeconocer, el autor no pudo abstenerse de exteriorizar cierta estupefacción, pues experimentó la sensación de estar remando contra lacorriente. Y, por ello, dicha revelación no pudo no encontrar una suerte de toma de posición bastante crítica en la apreciación de algunosnefastos acontecimientos de alcance universal, que —por su esencia, magnitud y consecuencias— no dejarían de motivar repudio en cualquier persona amante de la verdad y de la justicia social.

El lector tiene en sus manos un estudio teórico y, al mismo tiempo, una crónica analítica de importantes acontecimientos históricos que —dentro de lo que fue posible, debido a la complejidad y superposición en el tiempo de las cuestiones enfocadas— fueron tratados en ordencronológico.

Este libro es parte de un trabajo de investigación sobre el marxismo, el socialismo y la dictadura del proletariado —que el autor inició elaño 2007— cuya finalidad medular era y es entregar antecedentes fidedignos sobre la edificación de la sociedad socialista en la URSS ydar a conocer algunas de las causas —tanto internas como externas— de la destrucción de la Unión Soviética.

Originalmente, lo medular del contenido de este volumen debería haber constituido la primera parte de una trilogía, que comprendía elanálisis de tres cuestiones fundamentales sobre la teoría y la práctica marxista, teniendo como objeto principal de estudio a la UniónSoviética, a saber:

1. La doctrina de Marx, Engels y Lenin sobre el Estado, la dictadura del proletariado y el socialismo, como primera fase de la sociedadcomunista;

2. El marxismo y la edificación de la sociedad socialista en la URSS;

3. La destrucción de la Unión Soviética.

Sin embargo, los avatares de la vida —siempre más rica que la teoría y las buenas intenciones— obligaron al autor a interrumpir el trabajo en su versión inicialmente planificada, debido a que, en abril del año 2017, le fue solicitado que escribiera un artículo acerca de la UniónSoviética con motivo del centenario de la Gran Revolución Socialista de Octubre, que se celebró en la Conferencia Internacional deProfesionales Egresados de los Países Socialistas, en la ciudad de Viña del Mar.

El autor —inmerso en la angustiante tarea de revivir intensamente los “descubrimientos” que había hecho a finales de los años 80 sobre ladestrucción de la URSS— se vio, en un principio, involuntariamente impelido a sobrepasar el marco del mencionado artículo y, en sulugar, elaborar un ensayo que debería, al menos pálidamente, relatar parte de lo que los archivos del Kremlin habían develado entre los años 1989 y 1996, altura en que fueron cerrados nuevamente.

No podía el autor dejar de abordar en su trabajo cuestiones de tamaña trascendencia para los destinos de la Unión Soviética, como lacampaña del terror contra la URSS y Stalin, iniciada en 1933 —fecha demasiado temprana como para escribir sobre las supuestasrepresiones masivas del “malvado” Stalin— promovida, peregrinamente, por la Alemania nazi y el magnate norteamericano Hearst, propietario de una de las cadenas más grandes de medios de desinformación masiva del mundo; el escamoteo, las falacias y calumnias emanadas del espurio “Informe Secreto” al XX Congreso del PC (b); la verdad de las represiones; el papel jugado por la burocracia partidaria tras la muerte de Stalin en el proceso de desmontaje de la URSS, iniciado por Jruschov, continuado en los años 60 y 70, yconsumado por Gorbachov y su equipo de colaboradores entre los años 1985 y 1991.

Ahora bien, aquel ensayo que había tocado las cien páginas —luego del correspondiente trabajo de revisión y del categóricoconvencimiento del autor de que había surgido la posibilidad de dar a conocer lo desconocido para la mayoría de los lectoreslatinoamericanos— se hizo harto más voluminoso, alcanzando las doscientos cincuenta páginas, en las que el lector era convidado por elautor a realizar un periplo —a veces, no con la extensión y profundidad deseables— por todas las supra mencionadas cuestiones. Estacircunstancia acabó por invalidar la trilogía originalmente ideada.

Lo referido condicionó, por supuesto, el contenido y la forma del presente trabajo, que, acaso, pueda haber sufrido cierta pérdida deinformación específica que podría haber suscitado un mayor interés del lector por los tópicos aquí abordados, y que parecieran ser de másyerma lectura que los expuestos en el referido ensayo.

Con todo, si, por un lado, hay que concordar que la temática de este estudio no es de fácil lectura —porque se analizan en él, en medidasignificativa, cuestiones de índole teórica—, por otro, no se podría refutar el hecho de que gran parte de la información que no pudo serexpuesta en el referido ensayo, enriquecida, encontró sede en este.

Por cierto, al objeto de poder situar el lugar de la Unión Soviética en el proceso histórico del desarrollo de la humanidad, no se podríahaber prescindido de las obras de los fundadores del marxismo.

Como es sabido, desde el primer momento de su surgimiento, el marxismo ha sido objeto de múltiples e inicuos ataques ytergiversaciones, sobre todo, en estos conturbados tiempos de una sensible carencia de ideas y, por tanto, de acelerada deshumanizacióndel hombre, en que peregrinos especialistas, aventuradamente, declaran muerto el legado de Marx.

Fue en ese exacto contexto que el autor juzgó que no podía ni debía hurtarse a la imperiosa necesidad de citar extensamente lasprimigenias ideas de los fundadores del socialismo científico —a veces, con una extensión no siempre deseada y bienvenida—, lo que, amén de hacer poco ligera y menos dinámica la lectura de este texto, no siempre facilitó la tarea de exponer, de modo sucinto, la doctrinamarxista-leninista sobre las aludidas cuestiones. Pero, ¡¿quién podría expresar mejor sus ideas que el propio Marx?! ¡Y qué decir de Engels y Lenin!

Y, precisamente, con base en esas ideas es que el autor intenta, en las páginas que siguen, determinar en qué medida la doctrina marxista-leninista encontró su plasmación en la vida de las sociedades del siglo XX, particularmente a la luz de la experiencia de la UniónSoviética en sus casi setenta años de vida.

Si bien es sabido que una de las obras teóricas marxistas más importantes sobre el Estado, la dictadura del proletariado y el comunismo esEl Estado y la revolución, de Lenin —en la que se podría afirmar que está dicho prácticamente todo acerca de estas tres trascendentalescategorías—, el autor, pertinaz, se aventuró a presentar sintéticamente —allí donde fue posible hacerlo— el pensamiento original de losfundadores del marxismo. Porque, para los efectos del objetivo que persigue el presente trabajo ello devino definitivamente imperioso.

En esta investigación, el lector, además de encontrar un profundo y detallado análisis de cómo la teoría marxista se transformó —con lasinevitables adaptaciones que la realidad impuso— en práctica, podrá, por vez primera, tener acceso a abundante y variada información defuentes fidedignas sobre hechos que tuvieron una importancia decisiva para el destino de la URSS.

Igualmente, el lector interesado en conocer más en pormenor el proceso histórico habido en el país de los Soviets, comprendido entre losaños 1917 y 1991, podrá encontrar en el presente estudio respuestas a algunas de las sempiternas preguntas que suscitó la edificación delsocialismo en la URSS, que difieren de las conjeturadas verdades propaladas por los medios de comunicación de masas y los, supuestamente imparciales “especialistas” en el socialismo y la Unión Soviética.

Es importante señalar que en los círculos académicos tanto de América Latina, como también de Europa y de los Estados Unidos —exceptuando los trabajos científicos de algunos preclaros y honestos investigadores de estos últimos países— prevalece una visióndistorsionada de la verdadera historia de la Unión Soviética.

En Occidente, numerosos son los autores renombrados que, echando mano a una antojadiza interpretación de la realidad de la URSS, inducen al lector a tener una visión extremadamente errada y negativa del fenecido Estado Soviético.

Sucede, con indeseable frecuencia, que el mero hecho de relatar los acontecimientos habidos en la Unión Soviética con arreglo anuevas fuentes de información —en primer lugar, a documentos de los archivos desclasificados— se transforma en motivo suficientepara que ciertos “académicos”, entre ellos historiadores y analistas políticos, califiquen a los autores de los susodichos relatos con elrótulo de “estalinistas”, como si se tratara de un epíteto peyorativo, tal como, durante el siglo pasado y el corriente, en muchos países delmundo, se usó y usa, con esta misma connotación, el término “comunistas”. Lo que —dicho sea de paso—, paradójicamente, secorresponde con la realidad, pues el socialismo real fue construido y consiguió desarrollarse mientras el comunista Stalin se mantuvo alfrente del Partido Comunista de la URSS —auténticamente leninista— y del Estado Soviético.

Tal abordaje por parte de los académicos muestra, por un lado, pura y simplemente, la carencia de conocimientos específicos de queadolecen y, por otro, sus prejuicios, estos —como se sabe— enteramente reñidos con cualquier tipo de actividad científica.

Es pertinente acotar que en la Rusia actual, no hay ningún partido comunista, incluyendo al mayor de ellos —el Partido Comunista dela Federación Rusa— ni movimiento de izquierda, ni la mayor parte de los auténticos académicos en los más diversos ámbitos delconocimiento, particularmente de las ciencias sociales, de investigadores y especialistas reconocidos, que sean o se declaren antiestalinistas.

Todavía más, la mayoría de la población rusa se ha pronunciado a favor de la rehabilitación de Stalin, exigiendo que se permita erigirmonumentos y se reconozca el papel histórico jugado por el vilipendiado estadista, que, en buen rigor, fue el mentor y rector de la edificación socialista de la URSS.

Incluso las encuestas oficiales de opinión pública, llevadas a cabo en el seno de una población que, durante más de treinta años, vienesiendo objeto de manipulación, desinformación y de periódicas campañas antisoviéticas, arrojan resultados sorprendentes: más de la mitadde la población de Rusia considera que una de las más grandes personalidades y estadistas en toda la historia del gran país fue Stalin. ¡Los comentarios huelgan!

De suyo se comprende que la sesgada visión de la historia de la Unión Soviética fue y continúa siendo promovida por los mezquinosintereses de los círculos más retrógrados de los Estados Unidos de América y sus adeptos del resto del mundo —entre los cuales los gobernantes rusos actuales ocupan un lugar señero— cuyo objetivo principal es denigrar el sistema socialista, pues incluso hoy elcontenido humanista de una sociedad sin clases sociales continúa siendo el principal enemigo del degradante modo de produccióncapitalista.

Visión análoga a la recién señalada continúa teniendo lugar en el seno de las organizaciones políticas y conglomerados sociales —lamentablemente, incluso de las auténticas izquierdas— que, en su mayoría, se han convencido de que la Unión Soviética fracasó, porqueel sistema socialista fue incapaz de resolver sus problemas económicos y sociales y, en definitiva, fue derrotada en la competencia conlas potencias capitalistas.

Así pues, en este contexto surge esta obra que intenta poner al menos algunas cosas en su lugar, y echar por tierra ciertos mitos creadospor la oficiosa propaganda anticomunista de los Estados Unidos, de la aplastante mayoría de los países europeos y del resto del mundo, siendo que estos últimos, pura y simplemente, se limitan a reproducir, mecánicamente, la “información” de las supuestas “fuentesfidedignas” de sus preceptores.

Sin embargo, la difusión generalizada de la propaganda anticomunista no tendría nada de extraordinario, si no alcanzase una amoralidadsuprema en el desembozado maridaje de los órganos de comunicación de masas y los organismos de seguridad de la mayor parte de lossusodichos Estados.......................

 

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