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Nota editorial

Con la aparición y propagación del marxis­mo en Rusia, la filosofía burguesa se pasó, casi íntegramente, al campo del idealismo. Durante la Última década del siglo XIX y a principios del actual, surgió la escuela religioso-mística de Vladimiro Soloviev que, combatiendo al materia­lismo, intentaba restablecer la mística y la esco­lástica medievales y volver a transformar la filosofía en apéndice de la teología. Los temas de las obras de esta escuela giraban en torno a los problemas bíblico-evangélicos. Los discípulos de Soloviev declaraban que la revolución de 1905 era el engendro del anticristo y la presentaban co­mo uno de los azotes traídos a los hombres por los jinetes del Apocalipsis.

A esta escuela se unieron, poniéndose a su nivel ideológico, los llamados "buscadores de Dios", que abjuraban de la ciencia y del materialismo (Merezhkovski, el exmarxista legal Berdiaev, Bulgakov y otros). A la vez, se divul­garon bastante entre la burguesía rusa y la inte­lectualidad burguesa las diversas tendencias idealistas del neohegelianismo, el positivismo, el machismo, etc. adhiriéndose a la filosofía idealis­ta la mayoría de los "socialistas" del campo opor­tunista.

Los marxistas legales (Struve) y los economistas (Prokopovich) plantearon la necesidad de una revisión neokantiana del marxismo. Chernov, dirigente de los socialrevolucionarios fue, en un principio, neokantiano y, después, se hizo machista. Entre los mencheviques, sólo un pequeño grupo con Plejánov al frente, defendía, con más o menos acierto, el materialismo, mien­tras la mayoría de los mencheviques ocupaba una posición kantiana o machista. También los "li­quidadores al revés" (Bogdanov, Lunatcharski y otros) predicaban el machismo. Los "socialistas" machistas y kantianos sostenían contra la filoso­fía marxista-leninista una lucha no menor que la de los idealistas del campo de la contrarrevolu­ción burguesa,

La lucha filosófica adquirió una importancia y acritud particular durante la época de la reac­ción que siguió a la derrota de la revolución de 1905, derrota que creó la base favorable para la divulgación de las tendencias ideológicas idealis­tas a ultranza. La reacción política iba acompa­ñada de la reacción espiritual. Y, sin embargo, a pesar de todas las persecuciones, el zarismo no logró aplastar las tradiciones materialistas de la ciencia rusa. El fisiólogo Sechenov (1829-1905), fundador de la fisiología rusa, y su discípulo y continuador I. P. Pavlov (1849-1936), estable­cieron las bases para una interpretación genuina­mente científica de la psiquis humana. La fisiología de la suprema actividad nerviosa y la teoría de Pavlov de los reflejos condicionados convirtieron la psicología en ciencia objetiva.

Del mismo modo se produjeron el químico Mende­leev (1834-1907) con su ley periódica de los ele­mentos químicos, el físico Stoletov, el profesor Umov y el botánico Timiriasev con sus trabajas científicos de fotosíntesis, de la absorción de la energía solar por los vegetales y su transforma­ción en sustancia viva, en materia orgánica, cu­yos trabajos tuvieron un valor extraordinario para la concepción filosófica materialista, al de­mostrar la constante transformación recíproca, el tránsito de la materia inorgánica a la orgánica en oposición la división metafísica entre la natu­raleza viva y la no viva.

En esta pugna ideológica y de luchas sociales en Rusia, Plejánov escribe sus tres famosas cartas a Bogdanov contenidas en la obra Materialismo Militante. A. Bogdanov, seudónimo de A. A. Malinovski, fue uno de los filósofos del grupo marxista ruso de comienzos del siglo actual, con­tra el que Lenin escribió su obra Materialismo y empiriocriticismo. Bogdanov, que en principio se inspiró en Marx y se declaró materialista, luego, la obra de Ostwald y, sobre todo, la de Ernesto Mach, lo condujeron a la formulación de una fi­losofía que calificó de empiriomonista y que, aunque niega su dependencia de Mach, adopta de éste la idea fundamental de la neutralidad de los elementos de la experiencia con respecto a lo fí­sico y a lo psíquico; sustituyó la idea de la dia­léctica como automovimiento de la materia por el concepto de organización creadora de la reali­dad, lo que le condujo a la tectología, o sea; la filosofía como ciencia constructiva y no solamen­te explicativa.

Lenin aseveró que detrás de la lucha del ma­chismo contra el materialismo "no se puede de­jar de ver la lucha de los partidos en la filosofía, lucha que, en última instancia, expresa la tendencia y la ideología de las clases hostiles dentro de la sociedad moderna".

En estilo acerado, claro, brillante, Plejánov combate las tesis de Bogdanov en su interpreta­ción de "la cosa en sí" kantiana, le rebate su teo­ría sobre el espacio y el tiempo, su dualismo, su empiriomonismo.

Con soltura y profundidad, Plejánov, el más destacado teórico de la II Internacional, interpre­ta las tesis marxistas del materialismo dialéctico, situando a Bogdanov en el campo del empiriocriticismo, del solipsismo. La obra de Plejánov es, desde el punto de vista de los marxistas, una gran aportación a la difusión de la teoría filosó­fica del conocimiento, de Marx y Engels.

G.

 

 

Jorge Plejánov (1856-1918)

Gueorguei Valentinovich Plejánov, figura destacada del movimiento obrero ruso e internacional, fue un filó­sofo marxista eminente. De procedencia noble, aunque de ese sector de la nobleza rusa empobrecida que dio lugar a la formación de un extenso sector intelectual que com­batió la autocracia zarista, dirigió sus primeros pasos en el campo político en las filas del movimiento populista revolucionario. Pero ya en este período de su vida, bajo la influencia de la ideología democrático revolucionaria y de las enseñanzas de los grandes materialistas rusos: Herzen, Belinski y Chernichevski comenzó a interesarse por el marxismo. "Mi propio desarrollo intelectual -ob­serva Plejánov- se realizó bajo la señaladísima influen­cia de Chernichevski, el análisis de cuyas concepciones constituyó todo un acontecimiento en mi vida de escri­tor."

Bajo la influencia del auge del movimiento obrero en Rusia y de las luchas obreras en el resto de Europa, asi­milando las lecturas de Marx, llega a la conclusión de que el marxismo es la única teoría revolucionaria acertada, científica.

En septiembre de 1883, Plejánov, con otros miembros de la organización populista El Reparto Negro, rompen con el populismo y anuncian la creación del grupo deno­minado Emancipación del Trabajo, que tanta importancia tuvo en el posterior desarrollo del movimiento revolucionario obrero ruso. Pero hay que destacar que antes, en 1882, su adhesión al marxismo ya había cristalizado con la traducción a la lengua rusa del Manifiesto del Partido Comunista, de Marx y Engels.

El grupo Emancipación del Trabajo, del que Plejánov era miembro relevante, tradujo al ruso primeramente Trabajo asalariado y capital y Miseria de la filosofía, y posteriormente, ya en la primera década del noventa del siglo pasado, Ludwig Feuerbach y el fin de la filosofía clásica alemana, Dei socialismo utópico al socialismo cien­tífico, El dieciocho brumario de Luis Bonaparte y otras obras de los clásicos marxistas.

Engels saludó la formación del primer grupo marxista ruso, el grupo Emancipación del Trabajo, como aconte­cimiento que tendría gran significación para el desarrollo del movimiento revolucionario en Rusia: "Estoy or­gulloso de que entre la juventud rusa exista un partido que sinceramente y sin reservas haya adoptado las gran­des teorías económicas e históricas de Marx y haya roto decididamente con las tradiciones anarquistas y un tanto eslavófilas de sus predecesores."

Durante este primer período marxista de Plejánov, su labor se centra en combatir acertada y convincentemente las consideraciones idealistas de los populistas. Obras de esta época, de gran valor desde el punto de vista teórico, son El socialismo y la lucha política, Nuestras discrepan­cias y Un nuevo defensor de la autocracia o la amargura del señor Tijomirov.

Plejánov consideraba que en aquella época la lucha teórica contra el populismo era la tarea primordial de los marxistas rusos, tanto más cuanto que a continuación del descalabro que el =rimo infligió a los populistas en 1881, en el populismo se extendió la tendencia liberal, que re­nunciaba a la lucha revolucionaria abierta contra la auto­cracia.

La labor teórica de Plejánov en el grupo Emancipa­ción del Trabajo no sólo se destacó por demostrar la in­consistencia de las ideas populistas, lo que ayudó a vencer por completo su influencia dentro del movimiento obrero, sino que abrió el camino para la creación en Rusia del partido de la clase obrera y contribuyó a demostrar que las ideas del materialismo dialéctico e histórico eran apli­cables a Rusia. Su aportación principal al marxismo en esta época, desde el punto de vista filosófico, lo constituye su obra Acerca del desarrollo de la concepción monista de la historia.

En la fecunda labor de Plejánov de esta época desta­can, entre otras, sus obras En el sesenta aniversario de la muerte de Hegel, Ensayos sobre historia del materialis­mo, Sobre la interpretación materialismo de la historia y Acerca del papel del individuo en la historia, obras todas ellas que contribuyeron a la defensa de la doctrina mar­xista frente a sus enemigos y deformadores.

Singular valor para el movimiento obrero tuvieron sus obras en las que defendía la teoría y el método de Marx frente a los revisionistas Bernstein, Schmidt, Struve y otros. Estos trabajos, reunidos en la recopilación Crítica de nuestros críticos merecieron elogiosos comentarios por parte de Lenin. "Sus méritos personales —escribía acerca de él V. L Lenin— en el pasado son enormes. Durante veinte años, dio un gran número' de excelentes obras, prin­cipalmente contra los oportunistas, los adeptos de Mach y los populistas."

En su defensa del materialismo dialéctico e histórico, Plejánov no combatió solamente el revisionismo y la filo­sofía idealista, sino que su labor abarca un amplísimo círculo de problemas, y si bien es cierto que en su fecunda obra tiene lagunas e incurre en defectos graves de inter­pretación desde el punto de vista marxista, en su conjun­to enjuiciaba positivamente las desviaciones y tergiversaciones de los que, llamándose a si mismos "marxistas", en realidad llevaban la confusión al seno del movimiento obrero.

Criticó las reaccionarias tendencias filosófico-religio­sas ampliamente difundidas en Rusia en los años de la reacción; criticó las corrientes de los "buscadores de Dios", en los cuales veía una manifestación del espíritu imperan­te en los círculos decadentes de la intelectualidad burgue­sa, y en relación con ello, hizo objeto de sus críticas a Lunatcharski y a otros "constructores de Dios", que re­presentaban para él una variante de la "búsqueda" reli­giosa; sometió a severa crítica las concepciones de Henri Bergson, afirmando que la dialéctica bergsoniana era fal­sa y que la aparente originalidad de su filosofía ocultaba su reaccionaria esencia mística; combatid la sociología vulgar, y, en la exposición correcta de la esencia del método dialéctico marxista, subrayó los gigantescos éxitos que las ciencias naturales y sociales le debían al materialismo dialéctico al apoyarse en él como método de búsqueda e investigación. En fin, cuantos problemas embargaban en su tiempo, tan denso en polémica y debates, al mundo in­telectual de Rusia, fueron abordados por Plejánov con convicción y apasionadamente, pues para él estaba claro que el éxito de la revolución proletaria estaba íntimamen­te ligado a la claridad de concepción de los problemas filosóficos, sociológicos e históricos, aunque no siempre lograra alcanzar él mismo esa claridad por la que tanto combatió.

Sin embargo, su gran labor teórica se vio empañada por incomprensiones acerca del carácter de la nueva época, que lo llevaron a convertirse en un menchevique más e incluso a serias desviaciones del materialismo dialéctico e histórico, que él tanto había ayudado a divulgar y a en­riquecer. No obstante, estos errores no empañan la alta valía de los trabajos teóricos de Plejánov y su notable contribución a la difusión y al enriquecimiento del marxis­mo tanto en Rusia como en lo restantes países europeos.

Lenin afirmaba que no se puede confundir el oportunismo de Plejánov en cuestiones tácticas con sus trabajos teóri­cos, que eran una valiosa adquisición de la socialdemocracia de toda Rusia.

En resumen, la labor teórica de Plejánov destaca de manera notable en sus trabajos acerca del materialismo dialéctico e histórico, se le puede considerar como uno de los primeros historiadores marxistas de la filosofía y del pensamiento social y como uno de los más agudos y pe­netrantes críticos marxistas en cuestiones relativas a la esencia del arte y a los problemas de la estética en gene­ral. De Plejánov escribió Lenin: "No es posible llegar a ser un comunista consciente, verdadero, sin estudiar —precisamente estudiar— todo lo escrito por Plejánov sobre filosofía, pues es lo mejor que existe en toda la lite­ratura internacional del marxismo." Estas palabras resu­men cuanto pudiera decirse acerca del papel de Jorge Plejánov en la ingente tarea de divulgar el marxismo, es-,clarecerlo, hacerlo más comprensible y enriquecerlo en el largo periodo revolucionario que culmine, en la victoriosa Revolución Socialista de Octubre en Rusia.

Plejánov tuvo que emigrar de Rusia en 1880. Hasta 1917 vivió en distintos países europeos, principalmente en Suiza. El triunfo de la Revolución de Octubre lo llevó de nuevo a su patria, donde murió en 1918.

...lo que Plejánov ha escrito sobre la filosofía es lo mejor que existe en esta materia en toda la literatura mar­xista internacional.

Sus trabajos teóricos ... quedan como una sólida aportación de la socialdemo­cracia rusa y ningún "espíritu de trac­ción" podrá cegar a nadie que posea un poco de "vigor cívico cerebral" hasta hacerle olvidar o negar la importancia de estas aportaciones.

LENIN

 

CARTA PRIMERA

Señor:

El número 7 de El Mensajero de la vida del pasado año contiene vuestra "Carta abierta al camarada Plejá­nov". Esta carta revela que está usted descontento de mí por diversas razones. La principal es, si no me equi­voco, que, según usted, hace ya tres años que yo pole­mizo gratuitamente con el empiriomonismo, sin aportar argumentos serios contra él; y que esta táctica —sigo citando sus propias palabras— hasta ha llegado a al­canzar cierto éxito. Acto seguido me reprocha usted el darle sistemáticamente el "titulo" de "Señor Bogdanov". Además, está usted descontento de mis informes sobre los libros de Dietzgen L'acquit de la philosophie y Lettres sur la logique. Según usted, yo invito a mis lectores a adoptar una actitud prudente y desconfiada hacia la filo­sofía de Dietzgen, porque a veces se asemeja a la vuestra. Y señalaré todavía una razón más de vuestro disgusto. Usted afirma que algunos de mis partidarios le lanzan una acusación casi criminal y opina que yo soy respon­sable en gran parte de esta desmoralización. Podría con­tinuar todavía la lista de los reproches que usted me dirige, pero no hay necesidad: los puntos que he mencio­nado bastan ampliamente para abordar una explicación "no desprovista de interés general".

 

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