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I CONGRESO DE TODA RUSIA DE DIPUTADOS CAMPESINOS

4-28 DE MAYO (17 DE MAYO-10 DE JUNIO) DE 1917[1]

 

 

1. Proyecto de resolución sobre el problema agrario[2]

 

 

1. Todas las tierras de los terratenientes y de particulares, así como las pertenecientes a la Corona, a la Iglesia, etc., deben pasar inmediatamente a manos del pueblo sin ninguna indemnización.

2. El campesinado, por medio de sus Soviets de diputados campesinos, debe tomar organizadamente y sin pérdida de tiempo toda la tierra existente en cada lugar para explotarla, sin que esto prejuzgue en lo más mínimo el régimen agrario definitivo a establecer por la Asamblea Constituyente o por el Consejo de los Soviets de toda Rusia, si el pueblo transfiere el Poder central del Estado a un consejo semejante.

3. La propiedad privada sobre la tierra deber ser totalmente abolida; es decir, el derecho de propiedad sobre la totalidad de la tierra debe pertenecer únicamente a todo el pueblo, siendo las instituciones democráticas locales las que deben disponer de la tierra.

4. Los campesinos deben rechazar la recomendación de los capitalistas, de los terratenientes y de su Gobierno Provisional de llegar a un "acuerdo" con los terratenientes en cada localidad a fin de establecer el régimen inmediato de disposición de la tierra; este régimen debe ser determinado organizadamente por decisión de la mayoría de los campesinos del lugar y no en virtud de un acuerdo entre la mayoría, es decir, los campesinos, y la minoría —y, además, ínfima—, es decir, los terratenientes.

5. Tanto los terratenientes como los capitalistas, que dispo­nen de gran poder no sólo por el dinero sino también por la influencia que ejercen sobre las masas aún ignorantes, por medio de la prensa y de los numerosos funcionarios, empleados, etc. habituados a la dominación del capital, luchan y seguirán luchando en todas formas contra la entrega sin indemnización de todaslas tierras de los terratenientes al campesinado. Por lo tanto, la entrega sin indemnización de todas las tierras de los terratenientes al campesinado na podrá llevarse a cabo íntegramente ni conso­lidarse sin destruir en las masas campesinas la confianza hacia los capitalistas, sin establecer una estrecha alianza entre el campe­sinado y los obreros de las ciudades, sin que los Soviets de diputados, obreros, soldados y campesinos, etc. tomen el poder del Estado íntegramente. Sólo el poder del Estado que esté en manos de estos Soviets y que gobierne al Estado no por medio de la policía, no por medio de la burocracia, no por medio de un ejército regular desligado del pueblo, sino por medio de una milicia general armada formada por obreros y campesinos, podrá garan­tizar la realización de las reformas agrarias mencionadas más arriba y que todo el campesinado exige.

6. Los obreros agrícolas y los campesinos pobres, es decir, aquellos que aseguran en parte su subsistencia con el trabajo asa­lariado, porque no disponen de tierra, ganado o instrumentos de labor en cantidad suficiente, deben luchar con la mayor, firmeza para organizarse independientemente en Soviets separados o en grupos separados dentro de los Soviets generales de campesinos, para defender sus intereses contra los campesinos ricos, que tienden inevitablemente a una alianza con los terratenientes y los capitalistas.

7. A consecuencia de la guerra, Rusia, como todos los demás países beligerantes y muchos países neutrales (no beligerantes), se encuentra ante la ruina económica, la catástrofe y el hambre, por falta de obreros, por falta de carbón, de hierro, etc. El país sólo puede salvarse si los diputados obreros y campesinos se hacen cargo del control y dirección de toda la producción y distribu­ción de los productos. Por eso es necesario proceder inmediatamente a llegar a acuerdos entre los Soviets de diputados cam­pesinos y los Soviets de diputados obreros, sobre intercambio de trigo y otros productos agrícolas por herramientas, calzado, ropa, etc., sin intervención de los capitalistas, que deben ser sacados de la dirección de las fábricas. Con el mismo fin, se debe alentar a los comités campesinos a que tomen posesión del ganado e ins­trumentos de labor de los terratenientes para la utilización colec­tiva de este ganado e instrumentos de labor. De igual modo se debe alentar las trasformaciones de todas las grandes haciendas te­rratenientes en haciendas modelo donde el cultivo de la tierra se realice colectivamente con las mejores máquinas, bajo la direc­ción de agrónomos y de acuerdo con las resoluciones de los So­viets de diputados obreros agrícolas locales.

 

Escrito antes del 17 (30) de
mayo de 1917.
Publicado en mayo de 1917
co­mo boletín (para los delegados
del Congreso); en diciembre de
1917 se publicó como folleto:
Lenin, Materiales sobre el
proble­ma agrario, Petersburgo,
Ed. Priboi.

Se publica de acuerdo con el manuscrito

 

 

2. Discurso sobre el problema agrario.

22 de mayo (4 de junio) de 1917

  

Camaradas: La resolución que tengo el honor de someter a vuestro criterio en nombre del grupo socialdemócrata del Soviet de campesinos, ha sido impresa y repartida entre los delegados. Si todavía no ha llegado a poder de todos, tomaremos las medidas oportunas para que mañana se impriman nuevos ejemplares y se distribuyan entre quienes lo deseen.

En mi breve informe sólo podré tocar, naturalmente, los puntos fundamentales, los que más interesan a los campesinos y a la clase obrera. A quien desee informarse más detenidamente sobre esta cuestión podría recomendarle la resolución de nuestro Partido, el Partido Obrero Socialdemócrata (bolchevique) de Rusia, publicada como suplemento al núm. 13 de Soldátskaya Pravda y comentada repetidas veces en nuestro periódico Pravda[3]. Aquí tendré que limitarme a aclarar los puntos más importantes, más discutibles o más expuestos a malentendidos de mi moción y del programa de nuestro Partido sobre la cuestión agraria. Uno de los primeros puntos discutibles o sujetos a malentendidos es el problema que ayer o anteayer se planteó también en el Comité Agrario Principal[4], en una sesión de la que todos vosotros habréis oído seguramente hablar, o acerca de la cual habréis leído en los periódicos de ayer o anteayer. A esa sesión del Comité General Agrario asistió un representante de nuestro Partido, compañero mío del Comité Central, Smilga. El presentó allí una proposición en la que se pedía que el Comité General Agrario se declarase a favor de la toma inmediata y organizada de las tierras de los terratenientes por los campesinos. Esta proposición desencadenó sobre el camarada Smilga una lluvia de objeciones. (Voces: "¡Aquí también![5]) Acaban de decirme que aquí también habrá muchos camaradas que intervendrán en contra de esa propuesta, razón de más para detenerme a dilucidar con cierto cuidado este punto de nuestro programa, pues me parece que la mayoría de las objeciones nacen del equívoco o de una interpretación errónea de nuestro punto de vista.

¿Qué dicen todas las resoluciones de nuestro Partido, todos los artículos de nuestro órgano, nuestro periódico Pravda? Nosotros sostenemos que toda la tierra, sin excepción, debe pasar a ser propiedad de todo el pueblo. Hemos llegado a esta conclusión después de estudiar, en especial, el movimiento campesino del ano 1905 y las declaraciones de los diputados campesinos en la primera y segunda Duma de Estado, donde varios diputados campesinos de todas las regiones de Rusia pudieron exponer con una libertad relativa, relativa por supuesto, su opinión.

Toda la tierra debe ser propiedad de todo el pueblo. De aquí se desprende que, cuando propugnamos el paso inmediato y gratuito de las tierras de los terratenientes a los campesinos de la respectiva localidad, no abogamos en modo alguno por que las tierras pasen a ser propiedad de estos campesinos; no abogamos, en modo alguno, por el reparto de esas tierras. Entendemos que los campesinos de la localidad en que las tierras radican deben hacerse cargo de éstas para una sola siembra, ateniéndose para ello a la decisión de la mayoría de los delegados campesinos del lugar. No propugnamos, ni mucho menos, que la tierra pase a ser propiedad de los campesinos a quienes ahora se les entrega para una sola siembra. Todas las objeciones de ese género que se hacen constantemente a nuestra proposición (y que tuve que oír y leer en todas partes) en la prensa capitalista, nacen de una falsa interpretación de nuestros puntos de vista. Puesto que hemos dicho —y repito que lo hemos sostenido en todas nuestras resoluciones— que la tierra debe ser propiedad de todo el pueblo y pasar a sus manos gratuitamente, es evidente que el reparto definitivo de esas tierras, la determinación de su régimen definitivo, sólo puede llevarlo a cabo un Poder central del Estado, es decir, la Asamblea Constituyente, o el Consejo de los Soviets de toda Rusia, en caso de que las masas obreras y campesinas creen ese Poder. En este punto no existen discrepancias.

Las discrepancias empiezan cuando se nos objeta: "Si es así, todo paso inmediato y gratuito de las tierras de los terratenientes a manos de los campesinos significará un acto arbitrario". Este punto de vista, que aparece expresado con la mayor precisión, con la mayor autoridad y con una gran fuerza por el ministro de Agricultura Shingariov, en su famoso telegrama, es, a nuestro modo de ver, el más erróneo de todos, desventajoso para los campesinos, desventajoso para los agricultores, desventajoso para el abastecimiento de pan al país, y además, injusto. Me permitiré dar lectura a este telegrama, para que se vea contra qué van dirigidas en primer lugar nuestras objeciones.

No puede admitirse solución problema tierra sin intervención leyes del Estado. Acción arbitraria conducirá a una calamidad nacional [...] Solución legal problema tierra competencia Asamblea Constituyente. En la actualidad se constituirán en casa distrito cámaras agrícolas de arbitraje adjuntas a los Comités de subsistencia [...] establecer acuerdos entre agricultores y propietarios de la tierra.

Es el pasaje fundamental de la declaración formulada por el gobierno respecto de este problema. Y cuando conozcáis la resolución[6] adoptada ayer o anteayer acerca de esta cuestión por el Comité General de Agricultura, así como la resolución adoptada en estos días por una conferencia de los miembros de la Duma de Estado[7], veréis que ambas resoluciones arrancan de un mismo punto de vista. Ambas acusan a los campesinos, que pretenden llevar a cabo la entrega inmediata y gratuita de la tierra y su distribución por los comités locales de campesinos, de proceder arbitrariamente, y es porque ambas parten de la idea de que sólo un acuerdo voluntario entre los campesinos y los terratenientes, entre los agricultores y los propietarios, responde a las necesidades y a los intereses generales del Estado. Y esto es lo que rechazamos; contra esto discutimos.

Analicemos las objeciones que se hacen a nuestra proposición. Generalmente, estas objeciones consisten en decir que en Rusia la tierra está repartida muy desigualmente, no sólo entre las unidades geográficas pequenas, como las aldeas y los subdistritos, sino también entre las grandes demarcaciones, como las provincias y las regiones.

Pues bien, si la población local, se nos dice, ateniéndose a sus acuerdos de mayoría y sin considerar la voluntad de los terratenientes, se apoderase de la tierra, y, además, gratuitamente, esta desigualdad no sólo subsistiría, sino que incluso existiría el peligro de que se afianzara. A esto contestamos que tal argumento descansa en un equívoco. La desigualdad en la distribución de la tierra subsistirá de todos modos hasta que la Asamblea Constituyente o, en general, un Poder central del Estado, implante definitivamente un nuevo orden. La desigualdad en la distribución subsistirá mientras no se establezca el nuevo orden, resolviendo el asunto al modo campesino o al modo terrateniente, tal como lo deseamos nosotros (realizando el paso inmediato de la tierra a manos de los campesinos) o como lo desean los terratenientes, dispuestos a entregar en arriendo sus tierras a un alto precio a condición de que el campesino arrendatario y el terrateniente conserven sus derechos. Esta objeción que se nos hace es manifiestamente falsa e injusta. Nosotros sostenemos que es necesario crear, y cuanto antes mejor, un Poder estatal central que no sólo se apoye en la voluntad y en las decisiones de la mayoría de los campesinos, sino que exprese directamente el parecer de esa mayoría. No hay discusión al respecto. Rechazamos del modo más enérgico las objeciones que se formulan contra los bolcheviques, los ataques de la prensa capitalista, las afirmaciones de quienes nos acusan de anarquistas, pues consideramos esos ataques como mentiras y calumnias de mala fe.

Anarquistas son quienes niegan la necesidad de un Poder del Estado, pero nosotros sostenemos su absoluta necesidad, no sólo hoy en Rusia, sino en cualquier Estado, incluso en el que se halle en un momento de transición directa hacia el socialismo. Un Poder de lo más firme es indudablemente necesario. Nosotros sólo queremos que ese Poder resida íntegra y exclusivamente en manos de la mayoría de los diputados obreros, campesinos y soldados. En esto nos distinguimos de los demás partidos. Nosotros no negamos, ni mucho menos, la necesidad de un Poder estatal firme; sólo decimos que todas las tierras de los terratenientes deben pasar gratuitamente a manos de los campesinos, de acuerdo con la resolución adoptada por la mayoría de cada comité local de campesinos y bajo la condición de que no se infieran danos a los bienes. Así se hace resaltar expresamente en nuestra resolución. Rechazamos, pues, del modo más enérgico, la objeción que se formula a nuestro punto de vista en el sentido de que se trata de una aplicación arbitraria del derecho.

A nuestro parecer, lo que constituye una arbitrariedad es que los terratenientes retengan las tierras en su provecho o reciban dinero por ellas; pero cuando la mayoría de los campesinos dice que la tierra de los terratenientes no debe permanecer en las manos de éstos, que en el transcurso de muchos anos, en el transcurso de siglos, los campesinos no vieron más que opresión de parte de esos terratenientes, de los propietarios de la tierra, esto no constituye una aplicación arbitraria del derecho sino la restauración del derecho, y para la restauración del derecho no se debe esperar. De realizarse ahora el paso de las tierras a los campesinos, no cabe eliminar la distribución desigual entre las regiones —esto es indiscutible—, pues .....................

 

 

 

[1]  I Congreso de diputados campesinos de toda Rusia: se realizó desde el 4 hasta el 28 de mayo (17 de mayo a 10 de junio) de 1917 en Petro­grado. Los organizadores principales del congreso fueron los eseristas, quienes habían tenido gran influencia en la elección de delegados en' las localidades. Asistieron 1.115 delegados de los congresos campesinos de las provincias y de las organizaciones campesinas en el ejército. Los eseristas constituían la gran mayoría. Lenin, quien seguía con gran atención el Congreso, dirigió la labor del grupo bolchevique, envió una carta abierta a los delegados, pronunció un amplio informe y escribió el proyecto de resolución. Los bolcheviques contaron con el apoyo del llamado grupo de los “14 apartidistas” organizado por M. V. Frunze (Míjáilov). Por su extracción social la mayoría de los delegados perte­necía al campesinado rico; los pobres del campo estaban representados por los delegados del ejército.

En la orden del día figuraban los siguientes problemas: el gobierno provisional de coalición, el problema del abastecimiento, la guerra y la paz, la cuestión agraria y otras. El congreso se trasformó en el campo de lucha de los bolcheviques contra los eseristas y por las masas campesinas. Se entabló una lucha especialmente aguda entre bolcheviques y eseristas sobre la cuestión agraria, problema fundamental del congreso. En su informe, y en la resolución que presentó en nombre del grupo bolchevique, Lenin propuso declarar la tierra propiedad de todo el pue­blo, y comenzar inmediatamente la entrega gratuita de las tierras terratenientes a los campesinos, sin esperar la convocatoria de la Asamblea Constituyente.

...La intervención de Lenin causo enorme impresión a los delegados campesinos, hecho que se vio obligada a reconocer hasta la prensa ene­ miga de los bolcheviques. El periódico de los eseristas de derecha Zemliá i Vólia escribió lo siguiente: “Durante los últimos dos días el estado de ánimo en el Congreso fue sumamente tenso. Gran parte de los diputados insistía en que toda la tierra fuese inmediatamente decla­rada patrimonio de todo el pueblo [...] La tensión se agudizó al día siguiente del informe de Lenin [23 de mayo] ... No obstante los líderes eseristas lograron dominar el Congreso mediante un descarado engaño a los campesinos. El Congreso aprobó la política del gobierno provisional burgués y la incorporación de los “socialistas” a éste, se pronunció por la continuación de la guerra “hasta la victoria final” y por la ofensiva en el frente, y aceptó los argumentos de los eseristas para aplazar la “ resolución sobre la cuestión de la tierra hasta la Asamblea Constituyente.

El Congreso eligió un Comité Ejecutivo eserista de Soviets campe­ sinos que puso en práctica una política conciliadora. Las resoluciones aprobadas expresaban los intereses de la burguesía agraria, los kulaks.

Las intervenciones de Lenin y de los bolcheviques fueron de enorme importancia para la educación política del campesinado. El informe de Lenin sobre la cuestión agraria, editado en folleto aparte con una gran „tirada, fue ampliamente difundido en el campo y en el ejército, y desempeñó un gran papel en ganar al campesinado trabajador para la causa de los bolcheviques. 465.

[2] El manuscrito de este documento tenía como título Proyecto de resolución sobre el problema agrario presentado por N. Lenin, en el Soviet de diputados campesinos de toda Rusia en nombre del grupo socialdemócrata. El proyecto de resolución sobre el problema agrario fue editado como volante y distribuido entre los delegados al congreso (Ed.)

[3] Se trata de la Resolución sobre el problema agrario, escrita por Lenin y aprobada por la VII Conferencia (de abril) de toda Rusia del POSDR(b). (Véase el presente tomo, págs. 249-252). (Ed.)

[4] El Comité Agrario Principal fue constituido por el gobierno provisional en abril de 1917 bajo la presión del creciente movimiento campesino que reclamaba una solución para el problema de la tierra. Los kadetes y los eseristas tenían el predominio dentro de este Comité cuya misión era dirigir la recopilación y elaboración de los materiales para la reforma agraria. En cada localidad se formó un comité local.

La formación del Comité Agrario Principal y de los comités locales fue una maniobra del gobierno provisional destinado a demorar todo lo posible la solución del problema agrario, distraer a las masas campesinas de las formas revolucionarias de lucha por la tierra engañándolas con las reformas por arriba, y conservar la propiedad terrateniente sobre la tierra. Este fue uno de los métodos de lucha contra el creciente movimiento campesino. Después de la Gran Revolución Socialista de Octubre el Comité Agrario Principal se opuso a la aplicación del Decreto sobre la tierra de Lenin y fue disuelto por resolución del Consejo de Comi­sarios del Pueblo en diciembre de 1917. 472.

[5] Véase V. I. Lenin, ob. cit., t. X, nota 50 y t. XII, nota 12, respectivamente (Ed.)

[6] Se refiere a la “Declaración del Comité Agrario Principal” aprobada el 20 de mayo (2 de junio) de 1917 en su segunda reunión. La “Declaración” tranquilizaba a las masas campesinas que luchaban por la tierra asegurándoles que con la futura reforma agraria todas las tierras desti­nadas a la agricultura serian entregadas a la población agrícola trabajadora, pero postergaba la solución definitiva del problema de la tierra hasta la Asamblea Constituyente. En defensa de los intereses de los terratenientes el Comité se opuso categóricamente en su “Declaración” a que se dividieran las propiedades de los terratenientes, declarando que, “los intentos arbitrarios de la población de satisfacer sus necesidades de tierra por medios de la apropiación de las tierras ajenas representa un serio peligro para el Estado”. 474.

[7] En la Reunión privada de los miembros de la IV Duma del Estado, que se celebró el 20 de mayo (2 de junio) de 1917 bajo la presidencia de M. Rodzianko, se discutió el problema de la tierra con motivo de comen­ zar su labor el Comité Agrario Principal, cuya primera reunión había tenido lugar el 19 de mayo (1 de junio). Con un informe sobre este problema intervino en la reunión el octubrista terrateniente S. A. Shidlovski, quien se pronunció contra la división de las tierras de los terra­tenientes y declaró que el eje del problema de la tierra "no reside en la poca cantidad de tierra, sino en la necesidad de elevar la capacidad pro­ ductiva de la tierra”.

La resolución aprobada por los participantes de la reunión (nobles terratenientes)) trataba de asustar a los campesinos que luchaban por la tierra, decía que la solución del problema agrario por medio de la vio­lencia conduciría a interminables pleitos, choques, malas cosechas y al hambre, y exhortaba a los campesinos a esperar hasta la convocatoria de la Asamblea Constituyente. 474.

 

 

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