I CONGRESO DE LA INTERNACIONAL COMUNISTA

2-6 DE MARZO DE 1919

 

El discurso fue pronunciado en la ocasión de inaugurar sus sesiones al Congreso, el informe y el discurso de cierre se publicaron por primera vez en 1920, en el libro Der I. Kongress der Kcmmunistischen Internationale, Protookll. Petrograd.

Publicado en ruso por primera vez en 1921, en el libro Primer Congreso de la Internacional Comunista. Actas. Petrogrado.

Publicado; las tesis sobre la democracia burguesa y la dictadura del proletariado, el 6 de marzo de 1919, en Pravda, núm. 51 y en Izvestia del CEC de toda Rusia, núm. 51; el 1 de mayo de 1919 en la revista La Internacional Comunista, núm. 1; en 1920 y 1921 en las ediciones en alemán y ruso de las Actas; la resolución relativa a las tesis, el 11 de marzo de 1919 en Pravda, núm. 54 y el 1 de mayo de 1919 en la revista La Internacional Comunista, número 1.

Se publica de acuerdo con la edición rusa del libro, cotejada con la edición alemana.

 

I

DISCURSO EN LA INAUGURACIÓN DEL CONGRESO

2 DE MARZO

 

En nombre del Comité Central del Partido Comunista de Rusia declaro abierto el I Congreso Comunista Internacional. Ante todo quiero pedir a los presentes que rindan homenaje a la memoria de los mejores representantes de la III Internacional, Karl Liebknecht y Rosa Luxemburgo. (Todos se ponen de pie.)

Camaradas, esta reunión tiene gran importancia histórica mundial. Es una prueba de que las ilusiones que abrigaban los demócratas burgueses, han fracasado, porque la guerra civil es un hecho, no sólo en Rusia, sino también en los países capitalistas más desarrollados de Europa.

La burguesía siente verdadero terror ante el desarrollo del movimiento revolucionario del proletariado. Eso es comprensible si tenemos en cuenta que el desarrollo de los acontecimientos después de la guerra imperialista favorece inevitablemente al movimiento revolucionario del proletariado, que la revolución mundial se ha iniciado y se intensifica en todos los países. El pueblo tiene conciencia de la magnitud y la importancia que adquiere la lucha en estos momentos. Solamente es indispensable encontrar la forma práctica que permitirá al proletariado implantar su poder. Esa forma es el sistema soviético con la dictadura del proletariado. ¡Dictadura del proletariado! Hasta hace poco estas palabras eran latín para las masas. Gracias a la difusión que ha alcanzado en el mundo entero el sistema de los soviets, ese latín fue traducido a todos los idiomas contemporáneos; las masas obreras encontraron la forma práctica de la dictadura. Las amplias masas obreras lo entienden ahora gracias al poder soviético en Rusia, gracias a la Liga Espartaco en Alemania y a las organizaciones similares de otros países, como, por ejemplo, los Shop Stewards Cornmittees en Inglaterra. Todos estos heclH demuestran que la dictadura del proletariado ha encontrado ya la forma revolucionaria, que el proletariado está ya en condiciones de ejercer su poder.

Camaradas, creo que después de los acontecimientos que tuvieron lugar en Rusia, después de la lucha de enero en Alemania es particularmente importante señalar que la nueva forma del movimiento del proletariado se está afirmando y se impone también en otros países. Hoy, por ejemplo, he leído en un periódico antisocialista una información de que el gobierno inglés recibió a una delegación del Soviet de diputados obreros de Birmingham y se manifestó dispuesto a reconocer a los soviets como organizaciones económicas. El sistema soviético ha triunfado no sólo en la atrasada Rusia, sino también en el país más desarrollado de Europa, en Alemania, así como en el país capitalista más antiguo, Inglaterra.

La burguesía puede todavía actuar con crueldad, puede todavía asesinar a miles de obreros, pero la victoria será nuestra; la victoria de la revolución comunista mundial está asegurada.

¡Camaradas! Saludo cordialmente a este Congreso en nombre del Comité Central del Partido Comunista de Rusia y propongo que pasemos a la elección del presidium. Pido a usted a que presenten nombres.

 

2

TESIS E INFORMES SOBRE LA DEMOCRACIA BURGUESA Y LA DICTADURA DEL PROLETARIADO

4 DE MARZO

  

  1. El ascenso del movimiento revolucionario del proletariado en todos los países ha hecho que la burguesía y sus agentes en las organizaciones obreras realicen esfuerzos desesperados para encontrar argumentos ideológicos y políticos en defensa del dominio de los explotadores. Entre estos argumentos se destacan particularmente la condenación de la dictadura y la defensa de la democracia. La falsedad e hipocresía de este argumento, repetido de mil modos en la prensa capitalista y en la Conferencia de la Internacional amarilla celebrada en febrero de 1919 en Berna, son evidentes para todos los que no quieran traicionar los principios fundamentales del socialismo.
  2. Ante todo, esté argumentó emplea los conceptos dé "democracia en general" y "dictadura en general", sin plantear el problema de qué clase se trata. Esta presentación al margen o por encima de las clases, supuestamente popular, es un total escarnio de la doctrina fundamental del socialismo, esto es, dé su teoría de la lucha de clases, que los socialistas que se han pasado del lado de la burguesía reconocen de palabra pero olvidan en los hechos. Pues en ningún país capitalista civilizado existe la "democracia en general": todo lo que existe es la democracia burguesa; y no se trata de la "dictadura en general'', sino de la dictadura de la clase oprimida, es decir, del proletariado, sobre los opresores y explotadores, o sea sobre la burguesía, con el fin de vencer la resistencia que oponen los explotadores en su lucha por mantener su dominación.
  3. La historia nos enseña que ninguna clase oprimida ha implantado ni podido implantar jamás su dominación sin atravesar un período de dictadura, es decir, de conquista del poder político y de represión violenta de la resistencia siempre ofrecida por los explotadores, una resistencia que es la más desesperada, la más furiosa, que no se detiene ante nada. La burguesía, cuya dominación defienden ahora los socialistas que denuncian la "dictadura en general" y enaltecen la "democracia en general", conquistó el poder en los países avanzados por medio de una serie de insurrecciones, guerras civiles y represión violenta contra los reyes, los señores feudales, los esclavistas, y contra sus tentativas de restauración. Los socialistas de todos los países, en sus libros y folletos, en las resoluciones de sus congresos y en sus discursos de agitación, han explicado al pueblo, miles y millones de veces el carácter de clase de estas revoluciones burguesas y de esta dictadura burguesa. Por eso, la actual defensa de la democracia burguesa en forma de discursos sobre la "democracia en general" y los actuales gritos y alaridos contra la dictadura del proletariado en forma de gritos sobre la "dictadura en general", son una traición directa al socialismo, son, en realidad, el paso a la burguesía, la negación del derecho del proletariado a su revolución proletaria, la defensa del reformismo burgués precisamente en el momento histórico en que el reformismo burgués ha fracasado en todo el mundo y cuando la guerra ha creado una situación revolucionaria.
  1. Todos los socialistas, al explicar el carácter de clase dela civilización burguesa,, la democracia burguesa y el parlamentarismo burgués, expresaban la idea que habían formulado con el mayor rigor científico Marx y Engels, es decir, que la república burguesa más democrática no es sino una máquina para la represión de la clase obrera por la burguesía, para la opresión de las masas trabajadoras por un puñado de capitalistas[1]. No hay un sólo revolucionario, un sólo marxista de los que hoy gritan contra la dictadura y por la democracia, que no jure y perjure ante los obreros que reconoce esta verdad fundamental del socialismo; y ahora, cuando el proletariado revolucionario está en efervescencia y se pone en movimiento para destruir esta máquina de represión y para implantar la dictadura proletaria, estos traidores al socialismo sostienen que la burguesía ha donado a los trabajadores una "democracia pura", ha abandonado la resistencia y está dispuesta a someterse a la mayoría de los trabajadores. Ellos afirman que en una república democrática no existe, ni ha existido nunca, tal máquina estatal para la represión del trabajo por el capital.
  2. La Comuna de París, que elogian verbalmente todos los que quieren pasar por socialistas, pues saben que las masas obreras simpatizan fervorosa y sinceramente con la Comuna, mostró muy claramente el carácter histórico convencional y el valor limitado del parlamentarismo burgués y de la democracia burguesa, instituciones altamente progresistas en comparación con la Edad Media, pero que requieren sin falta una trasformación radical en la época de la revolución proletaria. Precisamente fue Marx quien mejor valoró la significación histórica de la Comuna; en su análisis reveló el carácter explotador de la democracia burguesa y del parlamentarismo burgués, bajo los cuales las clases oprimidas tienen derecho a decidir una vez cada varios años qué miembros de la clase dominante han de "representar y reprimir'' (ver-und-zer-treten) al pueblo en el parlamento[2]. Precisamente ahora, cuando el movimiento soviético se extiende a todo el mundo y continúa a la vista de todos la obra de la Comuna, los traidores al socialismo olvidan la experiencia concreta y las lecciones concretas de te Comuna de París, repitiendo la vieja basura burguesa sobre la "democracia en general". La Comuna no era una institución parlamentaria.
  3. La importancia de la Comuna reside, además, en el hecho de que intentó aplastar y destruir hasta sus cimientos el aparato estatal burgués, la máquina burocrática, judicial, militar y policíaca, sustituyéndola por una organización de masas de autogobierno de los obreros, que no conocía la división de poder legislativo y ejecutivo. Todas las repúblicas democráticoburguesas contemporáneas, incluida la alemana, a la que los traidores al socialismo denominan proletaria burlándose de la verdad, mantienen este aparato estatal. Así, pues, se confirma una vez más con toda claridad que los gritos en defensa de la "democracia en general", son en realidad la defensa de la burguesía y de sus privilegios como explotadores.
  4. La 'libertad de reunión" puede ser tomada como ejemplo de exigencia de la "democracia pura". Todo obrero con conciencia de clase que no haya roto con su clase, comprenderá fácilmente que sería absurdo prometer libertad de reunión a los explotadores en un período y en una situación en que éstos se resisten a ser derrocados y luchan para retener sus privilegios. Ni en la Inglaterra de 1649 ni en la Francia de 1793 la burguesía, cuando era revolucionaria, dio "libertad de reunión" a los monárquicos y a los nobles, que pedían ayuda a tropas extranjeras y "se reunían" para organizar tentativas de restauración. Si la actual burguesía, que hace mucho se ha hecho reaccionaria, exige del proletariado que garantice anticipadamente la "libertad de reunión" a los explotadores, a pesar de la resistencia que ofrezcan los capitalistas a su expropiación, los obreros no harán sino reírse de la hipocresía de la burguesía.

Por otra parte, los obreros saben muy bien que la "libertad de reunión", incluso .................................

 

[1] F. Engels, Introducción al trabajo de C. Marx "La guerra civil en I Francia" (C. Marx y F. Engels, Obras escogidas, ed. cit., pág. 333). (Ed.)

[2] C. Marx, "La guerra civil en Francia". (C. Marx y F. Engels, Obras escogidas, ed. cit., pág. 357.) (Ed.)  

 

  

 

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