Jose Etxebarrieta (1940-1973) es uno de los representantes históricos y precedente de lo que llamamos izquierda abertzale. Hermano mayor de Txabi Etxebarrieta militó desde muy joven en EGI (juventudes del PNV), representando el giro y la toma de conciencia de la generación de postguerra, sobre la necesidad de superar la inmovilidad del nacionalismo derrotado y exiliado. Y de actualizar, asimismo, sus programas sociales. Estudio derecho en Deusto, siendo detenido en 1960 y encarcelado en una redada contra Euzko Gaztedi, en la que también cayeron otros como Madariaga o los Hnos. Robles Aranguiz….

En la cárcel conoció y convivió, por primera vez, con militantes de Jagi-jagi. Su nacionalismo se educó en la rebeldía de aquella generación, que pronto advirtió la deriva equivocada del PNV de Aguirre, con su inoperancia e inclinaciones USA. En un momento en que la guerra fría obligaba a escoger y estallaban por todos los países del imperio yanqui insurrecciones armadas contra gobiernos y dictaduras capitalistas. Los hermanos Etxebarrieta, con Krutwig, Madariaga, Txillardegi, Beltza, Eskubi y otros aportaron en esos años las ideas y el activismo que sirvió para actualizar el moribundo nacionalismo vasco y dotarle de las principales ideas sociales del siglo XX.

Después de la cárcel, definida su vocación militante en el nuevo nacionalismo, se exilio en Iparralde, donde contactó con Iker Gallastegi y fue acogido por su familia. Vivió un año en la casa de Eli Gallastegi (Gudari), de quien pudo conocer los problemas del nacionalismo anterior a 1936 y debatir sobre sus actitudes políticas.

También se relacionó con los círculos exiliados jagi-jagi. Consigue una beca de estudios del Gobierno Vasco. Se matricula en Ciencias Políticas, en Paris. En 1961 organiza unas conferencias en el Centro Vasco de Paris. Participaron Iker Gallastegi (EGI) y Txillardegi (ETA), entre otros.En aquella ocasión,Txillardegi afeó a los oyentes (la plana mayor peneuvista) que tuviera que hablarles en español, que hubieran olvidado el euskera o que no lo enseñaran a sus hijos. Iker por su parte fue también contundente, lanzando la conocida advertencia: “con quien quiera razonar razonaremos, pero solo el brazo armado puede prevalecer contra el despotismo armado. Euskadi desarmada conseguirá la libertad que a España le plazca concederle. Euskadi armada conseguirá toda la libertad que desee….”Para muchos esta fue la primera declaración militar oficial, de la nueva generación. Las conferencias serían un aldabonazo en el exilio complaciente del nacionalismo inoperante, poniendo en guardia a los jelkides que protestaron por ellas y contra los que empezaban a llamar a la puerta de la historia, con nuevos tiempos y maneras. Se empezaba a definir la ruptura del partido con los jóvenes.

En París, Etxebarrieta estudia marxismo. Lee a Marx, Engels, Lenin. Hegel, Sartre, Mao, Guevara, Fanon etc. y termina decepcionado por la actitud cómoda y pro-yanqui de las autoridades del PNV. Contacta con los militantes de ETA, que acusan la misma decepción. Al volver a Hegoalde tiene poco mas de 20 años. Según Beltza “la línea de pensamiento de Eli Gallastegi, a través de su hijo Iker y de Jose A. Etxebarrieta, empalma entonces con la historia de ETA de los años 60-70″. Etxebarrieta ha madurado una ideología, que partiendo de Sabino Arana, pasando por la influencia de Gallastegi y actualizada con las lecturas de los autores del marxismo leninismo, clásicos o de los movimientos de liberación de los sesenta, desemboca directamente en la V Asamblea de ETA (1967) y le convierten en el eslabón que une el nacionalismo abertzale de los años treinta (Aberri y Jagi-jagi) a un periodo fundamental de la historia de ETA, en la que Etxebarrieta habría ingresado hacia 1966.

Desde entonces, cortados sus lazos juveniles con PNV, y ya en los cuadros directivos de ETA es también uno de sus primeros militantes armados. Acabada su licenciatura en derecho, ejerce la abogacía en la defensa de los prisioneros políticos. Fue el primer abogado que se dedicó, en Euskadi, por entero a esta tarea. Entre sus defendidos estuvo el recientemente fallecido Txomin Ziluaga, junto a otros que empezaban a ser conocidos por la policía de Franco, como“terroristas”. En aquellos años, los abogados antifranquistas ejercían sobre todo en el terreno laboralista, en defensa de trabajadores, sindicalistas etc. Sin embargo, Etxebarrieta especializó su abogacía en la resistencia política, ante el TOP (hoy Audiencia Nacional) o los tribunales militares. Otros le siguieron después. En este aspecto, Jose Etxebarrieta es conocido, sobre todo, por su papel en el Juicio de Burgos (1970). Causa sumaria militar contra 15 activistas de ETA (Abrisketa, Onaindia, Gorostidi, Aizpurua, Etxabe, Dorronsoro, López Irasuegi, Izko, Uriarte, Karrera…..etc.) que Etxebarrieta preparó y organizó, coordinando en el equipo defensor a letrados como (Bandrés, Peces Barba, Letamendia “Ortzi”, Miguel Castell, P. Ibarra, Zarco…) La proyección internacional de aquel juicio, el planteamiento táctico de las defensas, sugerido y preparado por Etxebarrieta, consiguió dar a conocer la causa del pueblo vasco y el activismo de ETA por toda Europa. Las condenas fueron duras, propias de la dictadura agonizante, pero las muestras de solidaridad se produjeron en todas las grandes capitales europeas. Ante un tribunal uniformado y armado, que les estaba condenando a muerte, algunos de los juzgados denunciaron la opresión nacional, cultural y social que estaba padeciendo el pueblo vasco. Otros se proclamaron nacionalistas, cristiano-progresistas o marxistas-leninistas. Y todos cantaron el Eusko gudariak, en la sesión final, cuando Onaindia se dirigió al tribunal puño en alto, había sindicalistas, mujeres, curas, estudiantes…Y seis condenas a muerte.

La habilidad jurídica de Etxebarrieta y los suyos rompió la opacidad militar del régimen, atrayendo el interés o la solidaridad de personas como Sartre, Olof Palmer, Miró, Tapies, Serrat, Espert, el cardenal Montini y un largo
etcétera. Miles de personas, conocidos o no, intelectuales, obreros, estudiantes, dirigentes políticos del sistema o antisistema, etc. se hicieron eco del caso vasco y denunciaron la represión contra los vascos. Jose Etxebarrieta, junto a su hermano Txabi muerto en un control de la guardia civil en 1968, fue uno de los principales dirigentes de ETA, de finales de los sesenta. La conocida como V Asamblea (1967), convocada a instancias de Txillardegi, fue también preparada y organizada por una dirección, en la que Jose ocupaba un destacado lugar. Escribió el llamado “Informe Txatarra”, que su hermano leyó en la asamblea, al no poder asistir el mismo ya para entonces gravemente enfermó, aquejado de una mielitis transversal desde 1963. El informe, del que solo se hicieron cinco copias, hoy perdidas, representaba la ideología socialista y nacionalista de ETA. Y sirvió, entre otras cosas, para la separación de los sectores considerados “españolistas”. Su vigencia, al reunir el nacionalismo progresista de los años treinta, con los programas marxistas de los sesenta, ha sido notoria hasta fechas recientes. Los que lo conocieron o participaron en esta Asamblea, así lo recuerdan.

Como consecuencia del triunfo de las tesis marxistas propugnadas por Etxebarrieta, en la V Asamblea, el grupo de Txillardegi (llamado Socialista) se separó de ETA, aunque se mantuvo en sectores de izquierda abertzale. Además de su activismo político y judicial, Etxebarrieta muerto a los 33 años como consecuencia de la enfermedad que padecía, tuvo tiempo para dejar impreso algunos de sus pensamientos. Escribió en Zutik con frecuencia, igual que su hermano Txabi. Redactó el llamado Iraultza nº 1, publicado tras la muerte de este en homenaje al hermano muerto. Otro texto de Jose Etxebarrieta, que data de sus últimos años, es “Los vientos favorables”, que no fue publicado hasta 1995 (Txalaparta). En el podemos leer una importante reseña de la ruptura generacional y evolución política de aquellos jóvenes que fundaron ETA, en los años 50, muchos de ellos procedentes de EGI. O de quienes le imprimieron carácter revolucionario, en los años sesenta. También algunos párrafos decisivos e ideas sobre el modo en que ETA abordaba sus primeros años y como preparaba el camino hacia la independencia y el socialismo, mediante el nacionalismo revolucionario. También se incluyen en este texto valoraciones provechosas sobre el nacionalismo, sobre el comienzo histórico del conflicto con España y sus claves principales, sobre la evolución generacional etc, que hoy siguen siendo muy valiosas.

Etxebarrieta asegura que “no basta tener razón”, la razón cómoda con la que parecían conformarse los exiliados. Afirma que hay que tener también fuerza. Dice: “Hacen falta hechos. Hechos pacíficos y violentos: huelgas y revistas, disparos y voladuras. El mundo tendrá que enterarse que Euskadi quiere la libertad y que se ha hecho con la fuerza para conseguirla”. Respecto a la participación política tenía muy claro que “no puede pedírsele al ocupante que transmita una autoridad que no tiene. La única legalidad es la de Euskadi y humillar esta ante la legalidad española o francesa es la negación misma del nacionalismo”. En el mismo texto, resulta llamativo, en un marxista como Etxebarrieta, la valoración positiva que hace de la figura de Arana, contraponiéndola al nacionalismo cómodo y burgués, coincidiendo aquí también con el pensamiento de Eli Gallastegi, los aberris y los jagi-jagis, en un capítulo dedicado al “Marxismo y nacionalismo” en el que subraya los aspectos sociales del aranismo.

La época en que vivió, las dificultades propias de su enfermedad (que le llevó a la muerte con solo 33 años) y su activismo político y jurídico, no impidieron que Jose A. Etxebarrieta dedicara atención al estudio y a lecturas, discusiones muchas veces con su hermanos Txabi y con otros militantes de la época, o a poner en orden y por escrito su pensamiento. Sin duda su exilio en Paris o en Iparralde le permitieron acceder a libros y contactos, imposibles en el “interior” sometido a las restricciones franquistas. Todos los que le conocieron afirman con seguridad que fue uno de los grandes ideólogos y políticos vascos de los años sesenta y primeros 70…

Pedro Ibarra, que le conoció muy bien, asegura que fue “un nacionalista ilustrado”“un genio como abogado político”. Txomin Ziluaga escribió de él: “Intelectual marxista, revolucionario honesto, combativo, sincero y consecuente. Para la historia de nuestro pueblo, del pueblo vasco y de la humanidad, es uno de los que nunca mueren”.

 Artículo de  colaboración para Borroka Garaia da!. Autor:  Josemari Lorenzo Espinosa (historiador)