Categoría: MORGAN, Lewis H
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INDICE GENERAL

Prólogo de Carmelo Lisón Tolosana

PRIMERA PARTE
DESENVOLVIMIENTO DE LA INTELIGENCIA A TRAVÉS DE INVENCIONES Y DESCUBRIMIENTOS

PERÍODOS ÉTNICOS
II ARTES DE SUBSISTENCIA
III RAZÓN DEL PROGRESO HUMANO

SEGUNDA PARTE
DESENVOLVIMIENTO DEL CONCEPTO DE GOBIERNO

ORGANIZACIÓN DE LA SOCIEDAD A BASE DE SEXO
II LA “GENS" IROQUESA
III LA “FRATRIA" IROQUESA
IV LA TRIBU IROQUESA
LA CONFEDERACIÓN IROQUESA
VI LAS “GENS” EN OTRAS TRIBUS DE LA FAMILIA GANOWANIANA
VII LA CONFEDERACIÓN AZTECA
VIII LA “GENS" GRIEGA
IX LA "FRATRIA”, LA TRIBU Y LA NACIÓN GRIEGAS
 X LA INSTITUCIÓN DE LA SOCIEDAD POLITICA GRIEGA
XI LA “GENS” ROMANA
XII LA CURIA, LA TRIBU Y EL “POPULUS ROMÁNUS”
XIII LA INSTITUCIÓN DE LA SOCIEDAD POLITICA ROMANA
XIV CAMBIO DE LA DESCENDENCIA DE LA LINEA FEMENINA A LA MASCULINA
XV LA “GENS” EN OTRAS TRIBUS DE LA FAMILIA HUMANA 

TERCERA PARTE
DESENVOLVIMIENTO DEL CONCEPTO DE LA FAMILIA

LA FAMILIA PRIMITIVA
II LA FAMILIA CONSANGUÍNEA
III LA FAMILIA PUNALÚA
IV LAS FAMILIAS SINDIÁSMICA Y PATRIARCAL
LA FAMILIA MONÓGAMA
VI SERIE DE INSTITUCIONES RELACIONADAS CON LA FAMILIA 

VII EL MATRIMONIO PRIMITIVO

CUARTA PARTE
DESENVOLVIMIENTO DEL CONCEPTO DE PROPIEDAD

LAS TRES REGLAS DE LA HERENCIA

INDICES

 

PROLOGO

I

LEWIS HENRY MORGAN

 

El 21 de noviembre de 1818 vino a este mundo Levas Henry Morgan. Nació en una casa de campo desde la que se veía el lago Cayuga, situado entre Siracusa y Rochester, cerca y al sur de Aurora, Estado de Nueva York. La familia Morgan cambió poco después las orillas del lago por la ciudad de Aurora; los padres decidieron educar al niño en la Cayuga Academy. Más tarde estudió en el Union College donde se graduó en 1840. De nuevo en Aurora, pasa el tiempo dedicado al estudio de leyes, pues quiere dedicarse a la abogacía. No obstante, la jurisprudencia no ocupa todo su tiempo ni atención mental: un buen número de horas es absorbido por el estudio de la antigüedad griega y romana en sus períodos clásicos. Al mismo tiempo se inscribe en el The Gordian Knot, club de carácter literario y social para jóvenes con inclinación intelectual. Sus primeros contactos —e interés— por los indios americanos tienen lugar en estos años. En 1844 se domicilia en Rochester (Nueva York) para tener mayor oportunidad de practicar su profesión.

En 1851 Morgan publica su primera obra importante— The League of the Ho-de-no-sau-nee, or Iroquois — y contrae matrimonio con su prima Mary Elizabeth Steele. La nueva pareja se afinca en Rochester y ocupa una casa de la South Fitzhugh Street. Durante siete años se dedica exclusivamente al ejercicio de la abogacía y al incremento de sus negocios. Por su profesión, cualidades y finanzas llega a ser abogado y director de la Bay de Noquet and Marquette Railroad Company; este cargo le lleva numerosas veces, en viajes de negocios, a la parte alta de la península de Michigan. Aquí y en forma de minas, ferrocarril y hornos de hierro tiene invertido su capital. Mientras tanto la familia Morgan aumenta: en 1853 nace varón, Lemuel; en 1855 y 1860 llegan dos hijas, Mary y Helen. Pero ni la vida familiar ni de negocios le hacen olvidar su hobby antropológico; al contrario, sus viajes a Michigan le ponen en numerosos, aunque esporádicos, contactos con indios. Una vez coincide en el tren con una delegación de sioux; Morgan busca rápidamente un intérprete e intenta obtener el sistema de parentesco de los mismos. Pero los sioux «parecían no tener mucha gana de dar información», comenta el investigador resignado.

Durante todo este tiempo su fortuna adquiere un volumen considerable. Deja la abogacía, se desentiende cada vez más de los negocios y a partir de finales de 1858 se consagra a la investigación antropológica. Durante los meses de mayo y junio de 1859 realiza su primer trabajo de campo, con varia fortuna, entre los kaws, pottawatamies, ottawas, sacs y foxes, peorias, shawnees, delawares, iowas, etc., que ocupaban parte de Kansas y Nebraska. En mayo y junio de 1860 repite el viaje a los mismos Estados y con el mismo propósito. Comprueba los datos obtenidos en el verano anterior y recoge otros sobre los miamis, chippewas, omahas, piankeshaws, kaskaskias, etc. Sale de nuevo en julio y agosto de 1861, pero esta vez modifica su campo de operaciones. Su meta es Pembina, el Fort Garry y el Red River norteño (Minnesota). Esta expedición le proporciona, entre otras cosas, los sistemas de parentesco de los cree, assiniboines y blackfoot. De mayo a julio de 1862 se desplaza hacia las montañas Rocky junto al Missouri (Dakota y Moncana). Trabaja entre los punkas, minnetares, arickarees, mandas y otros indios de las praderas. En la entrada de su diario correspondiente al primero de julio nos da una nota de su persona; pesa 159 libras y media; este peso, comenta, es algo inferior al normal en la época de verano que alcanza 165 libras (75 kilos). Al volver a casa queda, según escribe él mismo, «petrificado»: sus dos hijas habían muerto de escarlatina durante su ausencia.

En una tarde de julio de 1854, Morgan y un grupo de amigos se reúnen en su casa y fundan The Pundit Club. No hay duda ninguna de que el cerebro del mismo hasta 1880 fue Morgan. Ante este público presentó con frecuencia —dio treinta y dos conferencias— las primicias de sus descubrimientos antropológicos; después pasaban a publicaciones de carácter intelectual. Entre las actividades científico-literarias del club y el meticuloso y ponderado examen del material recogido en sus expediciones pasaron varios años. Hacia finales de 1864 había terminado ya el manuscrito del libro que le hace figurar necesariamente en los manuales de Antropología: Systems of Consanguinity and Affinity of the Human Family. Pensó entregarlo a la Smithsonian para su publicación el primero de enero de 1865. Pero no lo hizo. El 24 del mismo mes parte del edificio fue pasto del fuego. It was a marvellous escape, comenta Morgan literalmente, «pues sería prácticamente imposible el rehacerlo».

A principios de 1870 Morgan terminó la corrección de pruebas de Systems, y en julio del mismo año se embarca con esposa e hijo en Nueva York con destino a Europa. Visitan detenidamente Inglaterra, Bélgica, Alemania, Suiza, Italia, Austria y por Praga y Berlín regresan a Londres. De aquí van a París y desde Liverpool salen para Nueva York donde desembarcan en agosto de 1871, exactamente en el veinte aniversario de su boda, según hace notar Morgan en su diario. Después de unos días en Albany regresan a su casa de Rochester. Allí su mente hierve con nuevas ideas, en embrión ya hacía cierto tiempo, y que el viaje a Europa aviva. Vierte sus pensamientos en folios, el último de los cuales es terminado en 1875. El tirulo de la nueva obra, la que le hace mundialmente conocido, es: Ancient Society, or Researches in the Lines of Human Progress fromSavagery tbrough Barbarismto Civilization; se publicó en 1877.

Contando ya sesenta años —1878— y no rezumando salud, se dirige hacia el Suroeste montado en un carromato, acompañado por dos hijos de un sobrino y un par de estudiantes del Columbia College. Alcanzan la parte suroeste de Colorado, que exploran arqueológicamente. Siguen en su viaje hacia el Sur, penetran en Nuevo Méjico y Morgan estudia escrupulosamente las ruinas de Aztecy Taos. Este fue su último trabajo de campo, pero no su último esfuerzo científico. En Rochester sigue sentado a su mesa llenando cuartillas hasta prácticamente el día de su muerte, que ocurrió el 17 de diciembre de 1881. Fue enterrado en el cementerio Mount Hope de Rochester, en el sepulcro que él mandó construir en 1863, poco después de la muerte de sus dos hijas. Legó dinero, biblioteca y manuscritos a la Universidad de Rochester con la intención de que se creara un Colegio para la educación de mujeres. En Rochester vive un resobrino que guarda fotografías y otros objetos de Morgan. Su casa fue demolida en 1954.

1818 y 1881 son, pues, los límites temporales que enmarcan la vida y actividades de una de las figuras más prominentes en la historia de la Antropología. La lectura de su vida y obras da una pronta impresión de que Morgan era un observador perspicaz, tenaz en alto grado, dotado de poderosa mente analítica y comparativa, sintetizador a la vez, imaginativo y con frecuentes ilapsos científicos en los períodos de creación máxima. Pero ¿es esta primera imagen morganiana objetiva? ¿Cómo era Morgan realmente? ¿Por qué consagra su vida a una oscura disciplina, una de cuyas ramas él crea de la nada? Valiéndome de sus diarios voy a intentar dar una respuesta con enfoque personal. Comienzo glosando lo que en su diario escribió el 19 de octubre de 1859.

En 1842 el abogado Morgan contaba veinticuatro años. Joven y con su carrera poco ha terminada, se encuentra en su casa de Aurora deseando iniciarse en su profesión. Pero la depresión económica general no le ofrece facilidades. Quiere aprovechar el tiempo libre y decide asociarse al club literario llamado The Gordian Knot (el nudo gordiano), una extensión de la Cayuga Academy. Un día Morgan y compañeros deciden romper el nudo gordiano y reorganizar' el club de una forma más original, con ralees en el pasado. La sociedad india cayuga les sirve de modelo. Efectivamente, los cayugas habían ocupado antiguamente el territorio alrededor de Aurora. Morgan y otros socios se enamoran de su creación y con entusiasmo de juventud logran alistar en su sociedad a cuatrocientos jóvenes. Con este número de asociados es factible reproducir la antigua segmentación de los indios: los jóvenes de Utica eran los oneidas, los de Siracusa los onondagas, los de Aurora, Auburn, Ithaca y Owego los cayugas y los de Waterloo, Canandaigua, Rochester y Lima eran l os sénecas. El conjunto formó una fraternidad bajo el nombre de «La Orden de los

Entre los fines de la Orden sobresalían los caritativos y literarios; de aquí a la protección de los iroqueses que todavía quedaban en el Estado no había más que un paso que muy pronto dieron. Otra circunstancia espoleó notablemente la acción de la Orden: desde 1858 los sénecas y tonawandas habían sido perseguidos y maltratados por la Ogden Land Company, que los despojaba de las tierras que todavía les quedaban. Morgan, acompañado de otros, visitó con frecuencia a los onondagas y tonawandas, asistió a las reuniones que tenían en Buffalo y comenzó a conocer de primera mano sus condiciones de vida y necesidades. Más importante aún, Morgan comenzó a estudiar «con ardor» la estructura 7 principios de aquella antigua Liga o Confederación que por tantos años había mantenido unidos a los indios. Bien conocida podría servir de modelo de la Orden; ésta reproduciría fielmente a aquélla. En su afán de copiar incluso detalles, cada miembro de la Orden adoptó un nombre indio. El de Morgan era Skenandoah, tomado de un antiguo jefe iroqués. Y no sólo esto; la variedad de material recogido le proporcionó un excelente conocimiento de la cultura material y espiritual de los iroqueses. En 1847 publicó Letters of the Iroquois by Skenandoah, Addressed to Albert Gallatin, President of the New York Historical Society. Más tarde reorganizó el material, desarrolló algunos puntos y publicó todo bajo el título L-a liga de los Ho-de-no-son-nee o Iroqueses (1851). Tal fue el origen y proceso de este excelente libro.

Los dos últimos parágrafos merecen unas líneas de exégesis. El joven Morgan se encuentra con abundancia de tiempo libre, sin necesidad inmediata de trabajar y bajo los efectos generales de una depresión económica. Todo esto es fortuito, casual; mes de su hechura ni está bajo su control. Decide —nota temperamental— aprovechar el tiempo asociándose a un club literario (que otros han fundado) según conviene a su condición (razón social). En unión con otros miembros del club decide revestir a la sociedad de un carácter tradicional, revivir el pasado, entroncarse con los que precedieron en aquellas tierras. Pienso que Morgan fue uno de los principales promotores de la idea —al menos fue el que con mayor fervor la recibió y potenció—; en los dos casos puede detectarse un elemento personal. Pero idea y/o reacción nada especiales; más bien son comunes a cualquier pequeña capital de provincia española en el celo por glorificar su pasado. Se da la casualidad al mismo tiempo de que una compañía trafica en terrenos, explota y maltrata a unos pobres indios. Morgan había estudiado leyes; su hábito mental e inclinación profesional tuvieron que ponerse en movimiento ante la injusticia. Tenía que enterarse en detalle; hace varios viajes, convive con ellos, le extraña aquella gente y le fascina. Pero por el momento prevalece la parte de abogado que hay en Morgan, pues escribe: «no sólo ha sido violado por esta compañía todo principio de honradez, todo dictado de humanidad y todo precepto cristiano en sus artificios para despojar a los sénecas; más aún, los más negros fraudes, los más bajos sobornos y las más execrables intrigas que la más desalmada avaricia pudo sugerir, han sido perpetrados a plena luz en contra de este indefenso pueblo». Consecuente con su manera de pensar y con su profesión va a Washington para defender el caso de los indios ante el mismo Congreso. La tribu séneca adopta a Morgan adscribiéndolo al clan Hawk y otorgándole el nombre de Tayadaowuhkuh, que significa algo así como puente que enlaza una brecha o separación. Así queda ligado a los indios; no podía ya abandonarlos. Circunstancias fortuitas, accidentes fuera de su control, profesión, entronque con el pasado, cortesía, avidez de conocimiento, curiosidad y otras notas temperamentales se combinan en forma calidoscópica para antropologizar a Morgan.

Morgan intuye su propensión, siente una llamada interna que le incita a dedicarse al estudio de los indios. Pero, por otra parte, ¿qué profesión era esa? ¿A qué conducía? Las conferencias que sobre los iroqueses pronunciaba en el club dejaban al auditorio perplejo y frío. Su amigo el Dr. Dewey dice que «no podía ver nada en todo aquello a no ser la total vileza y perversidad del pensamiento indio». Además, tenía una familia y negocios que reclamaban gran parte de su atención y tiempo. Por otra parte, ...... [.........]
 

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