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INFORME SOBRE EL IMPUESTO EN ESPECIE

PRONUNCIADO EN UNA REUNIÓN DE SECRETARIOS Y DE REPRESENTANTES RESPONSABLES DE CÉLULA DEL PC(b)R DE LA CIUDAD DE MOSCÚ Y DE LA PROVINCIA DE MOSCÚ

9 DE ABRIL DE 1921[1]

 

Camaradas, uno oye las opiniones más diversas, que originan muchas incomprensiones, sobre el problema del impuesto en especie, de la modificación de la política de abastecimiento de víveres y también de la política económica del poder soviético. Permítanme que, por un acuerdo con el camarada Kámenev, dividamos de tal modo nuestros temas que a él le corresponda explicar con todo detalle las leyes que han sido recientemente dictadas. Esto será lo más conveniente porque el camarada Kámenev presidió la comisión que fue designada por el CC de nuestro partido y luego ratificada por el Consejo de Comisarios del Pueblo, y que elaboró todas las leyes recientes en una serie de reuniones con representantes de los Departamentos correspondientes. La última de esas leyes fue dictada ayer, y la hemos visto esta mañana en Escrito el 7 de abril de 1921. Publicado por primera vez el 21 de enero de 1940 en Pravda, núm. 21. Se publica de acuerdo con el manuscrito. los periódicos[2]. No hay duda de que cada una de estas leyes plantea una cantidad de problemas prácticos y que será necesario bastante esfuerzo para que todos los militantes del partido y de las instituciones soviéticas locales puedan conocerlas suficientemente y elaborar métodos apropiados para aplicarlas en las localidades.

Desearía llamar la atención de ustedes sobre el significado general o de principio de todas las medidas indicadas. ¿Cómo explicar que el poder soviético y la dictadura del proletariado van a admitir cierta libertad de comercio? ¿En qué medida puede ser permitido el comercio libre y la empresa individual junto con la economía socialista? ¿En qué medida podemos permitir este resurgimiento del capitalismo, que puede parecer inevitable con un mercado libre, aunque restringido? ¿Qué dio origen a este cambio?, ¿cuál es su verdadero sentido, carácter y significación, y de qué modo deben entenderlo los miembros del partido comunista? ¿Cómo debe ser explicado y cuáles son los límites de su aplicación práctica? Esta es, aproximadamente, la tarea que me he propuesto.

La primera pregunta es: qué dio origen a este cambio, que a muchos les parece demasiado brusco y no suficientemente fundamentado.

La razón principal y fundamental de este cambio es la crisis extraordinariamente aguda de la agricultura campesina, y su muy difícil situación, que en la primavera de 1921 resultó mucho más dura de lo previsible. Por otra parte, sus consecuencias han afectado la restauración de nuestro trasporte y de nuestra industria. Desearía señalar que cuando se habla de sustituir la requisa de excedentes por el impuesto en especie y de la significación de esta medida, la mayoría de los errores se cometen porque no hay un esfuerzo para analizar la esencia del cambio y sus consecuencias. He aquí un cuadro de la agricultura campesina en la primavera de 1921: una crisis extraordinariamente grave, provocada por las calamidades de la guerra y agravada por una cosecha pésima con la consiguiente falta de forrajes (pues el fracaso de la cosecha también afectó a los pastos), pérdida de ganado y debilitamiento de las fuerzas productivas de la agricultura campesina que, en muchos lugares, se vio condenada a una ruina total. Y aquí nos preguntamos: ¿qué relación hay entre esta crisis terriblemente aguda de la agricultura campesina y la sustitución del sistema de requisa de excedentes por parte del poder soviético? Afirmo que para comprender la significación de esta medida es necesario que nos preguntemos: ¿cuál es el paso que estamos dando?

Si en un país donde predomina la población campesina se produce una revolución obrera, y las fábricas, talleres y ferrocarriles pasan a manos de la clase obrera, ¿cuáles, en esencia, deben ser las relaciones económicas entre la clase obrera y el campesinado? Evidentemente deben ser las siguientes: los obreros, que producen en las fábricas y talleres que ahora les pertenecen, todo lo que es necesario para el país —y esto significa también para los campesinos, que constituyen la mayoría de la población—, deben trasportar todas estas cosas en su ferrocarriles y barcos fluviales, y entregarlas a los campesinos, a cambio de los excedentes de la producción agrícola. Esto es absolutamente evidente y apenas exige explicaciones detalladas, aunque cuando se discute el impuesto en especie siempre se lo olvida. Y hay que tenerlo en cuenta, porque si vamos a explicar la significación del impuesto en especie, que es sólo una medida transitoria, tenemos que tener clara noción de qué queremos lograr. De lo que he dicho queda claro que queremos y debemos lograr que los productos de los campesinos se entreguen al Estado obrero, no mediante la requisa de excedentes, ni como un impuesto, sino a cambio de todo cuanto los campesinos necesitan y que nuestro sistema de trasporte pone a su alcance. Sobre esta base puede ser construida la economía de un país que marcha hacia el socialismo. Dado que la agricultura campesina puede seguir desarrollándose, debemos asegurar también su paso a la nueva etapa, que debe ser inevitablemente la unificación gradual de las pequeñas haciendas campesinas individuales —las menos productivas y más atrasadas de todas— en grandes haciendas colectivas.   Así lo concibieron siempre los socialistas y así es exactamente como lo concibe nuestro propio partido comunista. Lo repito, la mayor fuente de error y confusión está en que el impuesto en especie se valora sin tener en cuenta los rasgos específicos de las medidas de transición que son necesarias para lograr los objetivos que podemos y debemos alcanzar.

 ¿Qué es, entonces, el impuesto en especie? Es una medida en la que vemos algo del pasado y algo del futuro. Un impuesto es algo que el Estado toma de la población, sin retribución alguna. Si este impuesto es fijado aproximadamente en la mitad del monto de la requisa de excedentes del año pasado, esto solo no sería suficiente para que el Estado obrero mantuviera al Ejército Rojo, a toda la industria y a toda la población no agrícola, y para que desarrollara la producción y las relaciones con los países extranjeros, cuya ayuda en forma de maquinarias y equipos necesitamos. Por una parte, el Estado obrero quiere apoyarse en el impuesto, fijándolo aproximadamente en la mitad del monto de la requisa de excedentes y por otra, quiere apoyarse en el intercambio de productos de la industria por los excedentes de la producción campesina. Quiere decir que en el impuesto hay una parte del viejo sistema de requisa y una parte del sistema que es el único correcto, o sea, el intercambio de productos de las grandes fábricas socialistas por los productos agrícolas por intermedio de las organizaciones de abastecimiento de víveres del poder estatal que pertenece a la clase obrera, y de las sociedades cooperativas de obreros y campesinos.

¿Por qué nos vemos obligados a recurrir a una medida en la que una parte pertenece al pasado y sólo una parte está correctamente encarrilada? Después de todo, no estamos muy seguros de poder encarrilarla en seguida, ni de qué significación tendrá esa parte. ¿Por qué nos vemos obligados a recurrir a esta medida a medias? ¿Por qué nuestra política económica y de abastecimiento de víveres debe basarse en tales medidas? ¿Por qué es urgente? Todos saben, por supuesto, que no es resultado de la preferencia del poder soviético por cierta política. Es resultado de la necesidad angustiante y de la situación desesperada. Ustedes saben que durante varios años, después de la victoria de la revolución obrera en Rusia, después de la guerra imperialista, tuvimos que soportar una guerra civil, y ahora se puede decir sin exageración que entre todos los países que fueron arrastrados a la guerra imperialista, incluso aquellos que más padecieron porque se luchó en su territorio, Rusia fue la que más sufrió. Después de cuatro años de guerra imperialista soportamos tres años de guerra civil, que trajo más estragos, destrucción y empeoramiento de las condiciones de producción que cualquier guerra externa, porque se libró en el propio corazón del país.

Esta terrible devastación es la causa fundamental por la cual, al principio, durante la guerra —especialmente cuando la guerra civil nos aisló de las regiones cerealeras, como Siberia, el Cáucaso y toda Ucrania, y de nuestras fuentes de carbón y petróleo, y redujo nuestras posibilidades de obtener otros tipos de combustibles—, sólo hayamos podido sostenernos, en una fortaleza asediada, mediante la requisa de excedentes, o sea, tomando a los campesinos cualquier producto sobrante, e incluso a veces también una parte de lo que el campesino necesitaba, a fin de conservar la capacidad combativa del ejército y de impedir el desmoronamiento total de la industria. Durante la guerra civil este problema era sumamente difícil, y fue declarado insoluble por todos los otros partidos. Tomen los mencheviques y eseristas, es decir, el partido de la pequeña burguesía y el partido de los kulaks. En el momento más crítico de la guerra civil, gritaban más que nadie que los bolcheviques se habían lanzado a una tarea absurda y que era imposible sostenerse cuando los guardias blancos contaban con la ayuda de todas las potencias. En efecto, el problema era en extremo difícil y exigió un esfuerzo supremo. Sólo pudo ser resuelto con éxito porque la clase obrera y el campesinado soportaron sacrificios, podemos decir, sobrehumanos. Jamás la clase obrera padeció tal subalimentación, tal hambre como en los primeros años de su dictadura. Y se comprende que para resolver este problema no haya habido otra alternativa que el sistema de requisa, que significó tomar al campesino todos sus excedentes y parte de lo que le era necesario. Se le dijo: "Tú también tendrás hambre por un tiempo, pero juntos defenderemos nuestra causa y expulsaremos a Denikin y a Wrangel". Era la única solución concebible.

Esto no era un sistema económico O un plan para una política económica, adoptados entre una serie de elecciones posibles. No había tal cosa. No podíamos pensar en reconstruir la industria sin asegurar un mínimo de víveres y combustible. Conservar los restos de la industria para que los obreros no acabaran de dispersarse y mantener el ejército: tal era la única tarea que nos planteábamos y que sólo podía ser cumplida mediante la requisa de excedentes sin retribución, porque no se podía llamar retribución al papel moneda. No teníamos otra salida. De ahí partimos, y ya les he dicho hacia qué vamos. ¿Cómo efectuar este paso? El impuesto es lo que nos permitirá realizar ese paso. Si fuera posible acelerar la restauración de nuestra industria, quizá podríamos, con una cosecha mejor, pasar antes al intercambio de productos de la industria por productos de la agricultura.

Probablemente muchos de ustedes recuerden que en el IX Congreso del partido se planteó el problema de volcar los esfuerzos hacia el frente económico. Toda la atención se concentró entonces en eso. Creíamos que ya nos habíamos librado de la guerra: después de todo, habíamos propuesto a la Polonia burguesa condiciones de paz increíblemente favorables para ella. Pero la paz fue frustrada, y siguió la guerra polaca y sus secuelas: Wrangel, etc. El período entre el IX Congreso y el X Congreso fue casi enteramente un período de guerra; ustedes saben que hemos firmado el tratado de paz definitivo con los polacos sólo muy recientemente y que hace unos días fue firmado un tratado de paz con Turquía, que por sí solo nos librará de permanentes guerras en el Cáucaso. Hace poco concertamos un tratado comercial con Inglaterra, que es de significación mundial. Sólo ahora Inglaterra se vio obligada a entrar en relaciones comerciales con nosotros. Norteamérica, por ejemplo, aún se niega a hacerlo. Esto les da una idea de lo difícil que es salir de la guerra. Si hubiéramos podido hacer realidad las previsiones del IX Congreso del partido habríamos podido, por cierto, proporcionar una cantidad mucho mayor de mercancías.

Hoy me visitó el camarada Koroliov de Ivánovo-Voznesensk, una de nuestras provincias rojas más industriales y proletarias. Me dio algunas cifras y datos. En el primer año trabajaron sólo seis fábricas y ninguna llegó a funcionar un mes sin interrupciones. Era la paralización completa de la industria. Durante el año pasado, por primera vez, fueron puestas en funcionamiento veintidós fábricas, algunas trabajaron varios meses sin interrupción, otras hasta medio año. El plan era de ......................

 

 

 

[1] Esta reunión fue convocada por el Comité del partido de Moscú para explicar las resoluciones del X Congreso del PC(b)R. Se realizó en la Sala de las Columnas de la Casa de los Sindicatos. Asistieron también los miembros de la organización del partido de Moscú que habían participado en el aplastamiento del motín contrarrevolucionario de Kronstadt, y los activistas de los subdistritos rurales que trabajaban entre los campesinos de la provincia de Moscú. Uno de los temas de la orden del día fue el impuesto en especie sobre el cual informó Lenin. (Ed.)

[2] Lenin se refiere al decreto del Consejo de Comisarios del Pueblo del 7 de abril de 1921 sobre los premios en especie a los obreros, publicado el 9 de abril de 1921 en Izvestia del CEC de toda Rusia, núm. 76.

Lenin dio una apreciación de este decreto en su informe sobre el impuesto en especie a la X Conferencia del PC(b)R, el 26 de mayo (véase el presente tomo, págs. 301-302). (Ed.)

 

 

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