Orlando Borrego fue el colaborador más cercano del Che durante los años en que éste dirigió el Ministerio de Industrias y otras instituciones en Cuba. En esa época el Comandante Guevara también desarrolló una intensa labor en el campo de las relaciones internacionales de la Revolución Cubana. El multifacético trabajo del Che le permitía tener una visión de carácter mundial. Su vasta cultura más una actitud antidogmática y creativa dieron fertilidad a su análisis científico para conocer a fondo los males del capitalismo y los errores cometidos en los países socialistas de Europa en su tránsito hacia una nueva sociedad. Toda su obra es "un grito dado desde el subdesarrollo"

Gracias a su identificación con Fidel Castro tuvo la oportunidad de aplicar sus ideas en la creación del proyecto revolucionario cubano. Desarrollo e implantó un sistema económico integral en la industria y otros sectores, cuya aspiración suprema era "la formación del hombre nuevo".

Borrego que vivió este novedoso proceso día a día junto al Che ha reunido por primera vez en este libro la historia de aquellos tiempos y lo ha lo grado de manera organizada y lúcida, destacando las conclusiones y enseñanzas de cada etapa. Junto a ello, una narrativa matizada de anécdotas no conocidas hasta hoy nos acerca como nunca a conocer la personalidad del Che.

Sin dudas esta es la obra más importante que ha sido escrita hasta el presente sobre el pensamiento del Che y su vinculación con la práctica social. El autor ha combinado de manera magistral sus vivencias personales con la interpretación surgida del arsenal teórico práctico desarrollado por el Guerrillero Heroico en el seno de la Revolución Cubana hasta su segunda partida de Cuba para ir a encabezar la Guerrilla Boliviana.

Enrique Oltuski

 

 

ORLANDO BORREGO DÍAZ

(HOLGUÍN, CUBA, 1936)

Perteneció a la Columna 8 "Ciro Redondo" bajo el mando del Comandante Ernesto Che Guevara donde alcanzó el grado de primer teniente. Después del triunfo de la Revolución ocupó los cargos de Jefe de la Junta Económica Militar del Regimiento de La Cabaña (1959), Segundo Jefe del Departamento de Industrialización y luego Jefe de dicho departamento (1959–1960). Subsecretario de Industrias Básicas y luego viceministro primero del Ministerio de Industrias (1961–1964). Ministro de la Industria Azucarera (1964–1968). Licenciado en Economía en la Universidad de La Habana (1973). Asesor del Comité Ejecutivo del Consejo de Ministros (1973–1980). Doctor en Ciencias Económicas en el Instituto de Economía Matemática de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética (1980). Actualmente es asesor económico de la Cátedra "Che Guevara" de la Universidad de La Habana y trabaja como asesor del Ministerio de Transporte de Cuba. Sus publicaciones más conocidas son: El desarrollo de la industria azucarera en Cuba (1965), La ciencia de dirección, antecedentes y enfoques actuales (1987), El Che en el socialismo (1989), El Che en el siglo XXI (1997).

 

Palabras introductorias

 

Cualquier lector avisado podrá notar que este libro debió haberse escrito mucho antes. Frente a tal observación, quizás lo más honrado es responder que no existen justificaciones creíbles. Sin embargo, desde hace varios años me he debatido ante la disyuntiva de dar prioridad al trabajo asignado por la Revolución o dedicarme durante algún tiempo a escribir el libro. Como no debía posponer la tarea y no me parecía correcto afectar el cumplimiento del deber social ante el trabajo, dada la situación de "período especial" que vive mi país después del derrumbe del campo socialista europeo, decidí hacer las dos cosas al mismo tiempo. A esta decisión se sumó el hecho de que varias personas me insistieron en hacerlo y dos de ellas, muy allegadas, casi me conminaron con reiterada y fraternal insistencia. Las dos están unidas al Che por vínculos de sangre. Ellas son: Camilo Guevara March y Rafael Guevara Lezica: el primero, su hijo; y el segundo, uno de sus sobrinos nacido en Argentina y que luego se hiciera médico en Cuba.

Lo que aquí está escrito no es una biografía acerca de la extraordinaria personalidad del Comandante Ernesto Che Guevara. Con el perdón de los autores que pudieran sentirse aludidos, soy de los que piensan que la verdadera biografía del Che, integral, abarcadora y con toda la objetividad histórica que se requiere, aún está por escribir, no obstante todas las que se han publicado hasta la fecha. Este es un testimonio sobre dos facetas de la vida del Guerrillero Heroico muy poco conocidas para la mayoría de los lectores. La primera trata acerca de la fecunda labor del Che como hombre de Estado en la Revolución Cubana, y más específicamente como Jefe del Departamento de Industrialización y luego Ministro de Industrias, cargo este último que ocupó hasta su primera salida de Cuba para ir a brindar sus "modestos esfuerzos" a la liberación de otros pueblos. Por razones obvias esta etapa ocupa la mayor parte del libro.

La segunda está dedicada a un tema sobre el cual se ha especulado en varios libros escritos sobre el Che, y en el que siempre me he visto involucrado, con ciertos desajustes propagandísticos, por quienes han escrito sobre esa etapa del Comandante Guevara. Me refiero a las notas que me enviara desde Praga, después de su campaña en el Congo, con el encargo de que trabajara, aunque fuera "a manera de ejercicio", con otros compañeros, en la elaboración de un libro que, entre otras cosas, analizara críticamente distintos problemas contenidos en el Manual de Economía Política de la Academia de Ciencias de la Unión Soviética el cual se escribiera en su momento por órdenes de Stalin.

Sobre este controvertido, pero interesante tema, se presenta aquí una síntesis de mis reflexiones sobre las más importantes notas inéditas del Che al famoso libro de economía política, con obvias consideraciones actualizadas, ante el imperativo de los nuevos acontecimientos sucedidos a partir del derrumbe del campo socialista, que el propio Che pronosticara entre los años 1965 y 1966 con su deslumbrante visión de pensador marxista.

Esta segunda parte la he titulado "El Retorno". Dicho título no tiene nada que ver con ninguna fantasía del pensamiento ni con la búsqueda de una expresión sugestiva para adornar una retórica narrativa. Cuando el Che retorna a Cuba –después de haberlo convencido Fidel acerca de la conveniencia de hacerlo por su propia seguridad y por las ventajas organizativas y de recursos de que podría disponer para la organización de la guerrilla boliviana– tuve la excepcional e inolvidable oportunidad de conversar con él en distintas ocasiones sobre los materiales que me enviara meses atrás desde Praga.

El lector tendrá la oportunidad de conocer el contenido esencial de aquellas conversaciones y comprender con más facilidad por qué analizo lo referido a las notas de Praga en el contexto del histórico retorno del Comandante Guevara a nuestra patria. Es precisamente en esta segunda parte, donde sus aportes teóricos, resultantes de sus últimos estudios y reflexiones más profundas, se presentan de forma inédita ilustrando con nuevas evidencias sus análisis acerca de las contradicciones y deformaciones de la sociedad socialista, que, de no ser rectificadas a tiempo, según él, conducirían a una involución del sistema con evidentes consecuencias impredecibles para la humanidad. En tal sentido el pensamiento del Che alcanza una nueva dimensión con perspectivas que permitirían la reorientación exitosa del nuevo proyecto histórico, siempre marchando a la par con la concienciación del ser humano como garantía de la evolución histórica hacia una sociedad definitivamente más justa para las generaciones futuras. De esta forma, el análisis crítico que nos ofrece sobre las últimas manifestaciones de las sociedades socialistas y su invariable convicción acerca de la injusticia de la sociedad capitalista, induce a un nuevo replanteo sobre las vías para alcanzar el triunfo definitivo de las fuerzas revolucionarias en cada uno de los países de acuerdo con sus situaciones concretas.

Con la indulgencia de los lectores es necesario que me refiera al espíritu internacionalista del Che, cualidad que permitió que contáramos con él como un soldado más en nuestras filas revolucionarias. Junto a su ejemplo siempre hay que recurrir al de otros igualmente imperecederos como el de Máximo Gómez, dominicano, general en jefe de nuestro Ejército Libertador, que dedicó gran parte de su vida a la libertad de Cuba. Ese legado explica, en gran medida, el internacionalismo del pueblo cubano y la acogida que recibió el Che Guevara, como un hermano más de la Patria Americana, cuando se unió al grupo revolucionario liderado por Fidel en México en aquella histórica noche de 1955, que él recordara siempre con todo fervor revolucionario.

Cuando es responsabilizado por el Gobierno Revolucionario para hacerse cargo del desarrollo industrial del país el 7 de octubre de 1959, ya había sumado a la expedición del Granma su heroica lucha en la Sierra Maestra, la invasión a Las Villas con el final victorioso de la toma de la ciudad de Santa Clara, y su experiencia como Jefe del Regimiento de La Cabaña en La Habana. Contaba en su acervo con una acentuada vocación por el desarrollo industrial que había experimentado en pequeña escala, primero en las montañas y luego en La Cabaña, lugar donde, con el interés de forjar una nueva mentalidad en sus tropas, comenzó a desarrollar pequeñas industrias para no depender totalmente del presupuesto estatal, que tanto había esquilmado el ejército parasitario de la tiranía de Batista.

Había cultivado una personalidad forjada en el sacrificio y era ejemplo de austeridad permanente, que lo convirtieron en un líder admirado por nuestro pueblo. Junto a sus compañeros de lucha comparte el triunfo de una revolución que muchos consideraron imposible.

Nunca en América sucedieron acontecimientos tan novedosos como los vividos por la Revolución Cubana y por su pueblo. Según el Che:

Este movimiento, grandemente heterodoxo en sus formas y manifestaciones, ha seguido, sin embargo, no podía ser de otra manera, las líneas generales de todos los grandes acontecimientos históricos del Siglo, caracterizados por las luchas anticoloniales y el tránsito al socialismo.

A partir de su designación en el nuevo cargo, comienza para él una nueva época colmada de hechos relevantes y que años después calificara en su carta de despedida como el final de una etapa en la cual había dejado lo más puro de sus esperanzas de constructor. Mientras tanto, en su mente analítica bulle el acontecer del mundo y su pensamiento está signado por la dinámica y las contradicciones de la época. Todo lo principal de la obra revolucionaria universal comienza a pasar por su escrutadora vista, ahora en forma más sistemática y con el acicate de la práctica, en lucha por llevar a la realidad los sueños de todos los revolucionarios honestos del mundo.

Junto a esos estudios se adentra en el análisis del capitalismo contemporáneo en su fase imperialista. En rigurosa continuidad penetra en el estudio de los monopolios, no sólo en sus manifestaciones a escala mundial, sino en el propio entorno de la economía cubana. Con ello trataba de conocer todo lo negativo de su contenido y efectos, pero también aquellos rasgos positivos que habían desarrollado, y que eventualmente pudiesen ser útiles a la dirección económica del país. Así va escalando nuevos peldaños en el ascenso creador de su pensamiento y sólo así podemos comprender hoy toda la profundidad y amplitud de sus ideas.

Esto último resulta muy importante a la hora de estudiar al Che, porque todavía hay algunos que no han percibido que su creación teórica marcha a la par con su decisión de lucha y su heroísmo personal; es algo que las nuevas generaciones de luchadores por el bien de la humanidad no deberían olvidar, sobre todo cuando muchas veces se enaltecen únicamente sus acciones guerrilleras sin valorar en toda su dimensión sus aportes a la liberación humana desde el punto de vista teórico.

El Che trata de recuperar en aquellos años el contenido dialéctico del marxismo que tan preterido se encontraba por el determinismo social y oficialista. Desde tal perspectiva, y casi como parte de sus reflejos condicionados, trata de revalorizar el humanismo revolucionario, que en tan alta estima ha mantenido la Revolución Cubana desde José Martí hasta hoy.

 

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